CDMX, a 27 de octubre de 2023.- En México urge un diagnóstico del dolor.

Una de las reglas de la vida es que todos nos enfrentaremos al dolor, sea pasajero o permanente, y en México urge ajustar los protocolos de atención sanitaria, contar con personal calificado y en general la promoción de una cultura en torno a la atención del dolor.

La medicina, con todo y sus avances, mantiene como un reto constante la ubicación correcta del dolor de las personas y a veces se encuentra con casos en los que es poco sencillo encontrar la naturaleza de este síntoma, que llega a convertirse en un verdadero tormento para quien lo padece. El hecho de intentar conseguir un diagnóstico certero para el tratamiento de sus dolencias puede derivar en un martirio burocrático lleno de incidentes con personal sanitario.

Hace falta, de acuerdo con pacientes y expertos en salud consultados, una atención integral en la que se entienda que el dolor es un elemento que juega aparte del resto de la atención especializada y en la que se tienen que involucrar los profesionales de diferentes áreas, desde psicólogos o psiquiatras, hasta médicos anestesiólogos y de otras especialidades.

“Una de las principales carencias es el personal dedicado a esta parte, la especialidad de medicina del dolor realmente en México tiene muy poco”, explica Miroslava Cabrera Sánchez, anestesióloga especialista en cuidados paliativos. “Antes todo el mundo trataba el dolor, el médico general daba algún medicamento y si ya se bajaba, medio se quitaba, con eso estaba bien. Hoy, la especialidad tiene como 15 años, y salen realmente pocos especialistas. Al año han de salir como 45 o 50 especialistas para todo el país”.

¿Qué es el dolor?

Los especialistas de otras áreas se involucran en el tratamiento del dolor y a menudo carecen de conocimientos en el tema específico.

Ángel Juárez, presidente de la Asociación Mexicana para el Estudio y Tratamiento del Dolor (AMETD), explica que existen dos tipos de dolor: agudo y crónico.

El dolor agudo dura poco tiempo y tiene poco efecto en la parte emocional de las personas, el dolor crónico es aquel que se extiende por más tiempo. Las definiciones más aceptadas son que es aquel que dura más de tres meses, pero en realidad puede variar, depende de cuál sea la causa del dolor, por ejemplo, puede ser posterior a un golpe que se espera que en uno o dos días se quite ese dolor, se resuelva, pero si el dolor persiste por un mes y ya debía haber desaparecido, eso puede ser un dolor crónico. Es algo que ya no está tan relacionado con el estímulo que lo originó o el estímulo negativo, el daño que sufrió, y es de mayor intensidad. No corresponde con lo que lo originó”, explica el médico.

Así como hay una falta de profesionales en el sistema de salud, el desabasto de medicamentos como los opioides también es un factor importante para la atención del dolor de las personas.

Un campo para charlatanes

La charlatanería también encuentra las condiciones para “hacer su agosto” y por ello es común que se ofrezcan, incluso en los propios hospitales y en sus alrededores, un sinnúmero de productos milagro, consultas de apoyo y “remedios mágicos”, desde recomendaciones de suplementos alimenticios para las personas con cáncer y otros padecimientos que ofrecen hasta el consumo de gusanos e infusiones (tés) cuya procedencia y modos de procesamiento se desconocen.

Se trata de supuestos alivios que se recomiendan “de boca en boca” que carecen del aval del personal médico o de instancias como la Comisión Federal para la Protección contra Riesgos Sanitarios (Cofepris), pero que son una realidad en el camino de los pacientes en busca del alivio.

Lo mismo las prácticas de yoga y terapias de constelaciones familiares hasta consumo de CBD o pomadas de mariguana que prometen alivio a los dolores del cuerpo de las que los médicos no logran identificar su causa, pero cuya acción no cuenta con suficiente evidencia científica que avale resultados positivos.

En la carencia de especialistas y los modelos de atención del dolor tienen un papel central las universidades de Medicina. De acuerdo con el presidente de la AMETD, Ángel Juárez, las casas de estudio ofrecen poca teoría dentro de su tira de materias sobre atención especializada en dolor, algo que los médicos atienden prácticamente todos los días en consulta.

El dolor provoca que a algunos pacientes a veces se les dificulte levantarse de la cama para bañarse y mucho menos tienen energía para poder realizar otras actividades.

El celo entre médicos

Una especie de celo profesional provoca que médicos especializados en ramas como la Oncología (atención al cáncer) o la Nefrología (enfermedades de riñones) también atiendan los padecimientos del dolor crónico, cuando es un área que no conocen a fondo. Al final, quien paga estas carencias es el propio paciente, que se enfrenta a los procesos burocráticos en el caso del ámbito público, a altos cobros en el ámbito privado y al desconocimiento de su diagnóstico.

Los especialistas en la atención del dolor crónico y los cuidados paliativos tienen poco menos de dos décadas de que se comenzaron a formar en nuestro país y salen a cuentagotas para atender a la gran masa de pacientes en un sistema público de salud que claramente está lejos de ser igual o mejor incluso que el de Dinamarca, como lo ofreció el presidente Andrés Manuel López Obrador en esta administración que finaliza el año entrante.

Saturación y desabasto

Los hospitales están abarrotados por pacientes en espera de una cirugía y de atención médica especializada, la página electrónica del IMSS presenta quejas por falta de disponibilidad de citas médicas en un contexto de sobresaturación toda vez que desapareció el Seguro Popular y es manifiesta la falta de medicamentos, incluso los del cuadro básico. Además, hay una desabasto de medicinas para el tratamiento del dolor, como los opioides, que escasean incluso por varios meses y en algunos puntos del país hay deficiente distribución, como es el caso del Sureste mexicano, donde los pacientes se tienen que trasladar a Jalisco, Nuevo León y al centro del país para adquirirlos.

El diagnóstico nacional del dolor es tan necesario que los datos más recientes que tiene el Instituto Nacional de Salud Pública (INSP) son del año 2020, con base en un estudio realizado en 2007 de la autoría de de Abel Jesús Barragán-Berlanga, Silvia Mejía-Arango, y Luis Miguel Gutiérrez-Robledo denominado “Dolor en adultos mayores de 50 años: prevalencia y factores asociados” publicado en una revista SPM, del mencionado instituto.

“La presencia de dolor es frecuente en el adulto mayor. Diferentes estudios reportan cifras de prevalencia que van desde 25 hasta 88% en sujetos mayores de 65 años, lo cual es aproximadamente el doble que en pacientes mas jóvenes. La prevalencia aumenta conforme avanza la edad; es mayor en las mujeres, y en aquellos con baja escolaridad.

“Se ha encontrado una asociación importante entre dolor y algunas de las enfermedades más frecuentes en el adulto mayor, como son las enfermedades articulares, la cardiopatía isquémica (arterias del corazón tapadas), el cáncer, las neuropatías (padecimientos de los nervios), y las fracturas. También se ha encontrado que el dolor se asocia con la presencia de otras condiciones frecuentes durante el envejecimiento, como son el deterioro cognoscitivo, los trastornos del sueño, la disminución en la funcionalidad, la baja socialización, la depresión y el ‘deseo de muerte’”, refiere la publicación.

Leíste la Entrega I. Consulta en Alternauta.MX:

Entrega II: Dolores, entre celo médico, emociones y charlatanerías

Entrega III: ‘Mi madre sufrió de más en busca de respuestas’