CDMX, a 28 de octubre de 2023.- En la práctica médica, a menudo es común que la atención del dolor la quiera llevar un profesionista de un área como Oncología o Nefrología, quienes carecen de capacitación para la atención del dolor crónico, afirma la algóloga Miroslava Cabrera Sánchez,

“Un paciente con una enfermedad oncológica lo empieza a tratar el oncólogo, pero empieza a tratar la parte oncológica (relacionada con el cáncer) pero la parte del dolor definitivamente él no es el especialista, y muchas veces no suelta al paciente. Él se encarga de la parte del dolor y todo, aún sabiendo que hay especialistas en dolor”, explica la médica anestesióloga con estudios en medicina del dolor.

Si bien ésta es una práctica muy recurrente en el sector privado, en el público hay protocolos para que los médicos especialistas en dolor revisen a los pacientes. El problema del ámbito oficial es que hay falta de personal médico especializado en la materia.

“En instituciones, tenemos lineamientos para cada paciente, llega un paciente con cáncer, va a Oncología para eso, pero al mismo tiempo se interconsulta para encargarse de la parte de dolor y así sucesivamente, pero por fuera primero es el primer problema con el que nos topamos, que el especialista directo no suelta, quiere abarcar todo lo que vaya a pasar con el paciente. Muchas veces no es lo adecuado”, explica la médica algóloga.

El rol de las emociones

En padecimientos como la fibromialgia y algunas enfermedades de los nervios, el dolor es más fuerte en mujeres que en hombres y en su manifestación tienen un rol fundamental las emociones, aunque a menudo a este factor se le da un peso descomunal, lo que origina un diagnóstico impreciso.

Una parte importante para el control del dolor, de acuerdo con la doctora, son las emociones, que también tienen un rol importante en el tratamiento del dolor.

“También tienen que ver mucho las emociones. Es decir, si tú en tu contexto emocional estás bien, probablemente ese dolor no pueda ser expresado tan fuerte, a si tú te encuentras emocionalmente muy tranquilo, vas a percibir ese dolor pero no a altos niveles. Las emociones juegan un papel muy importante. En el dolor tienen que ver experiencias emocionales y sensoriales. Por supuesto que tiene que ver tu contexto de apoyo, de cómo te sientas tú, para la expresión de ese dolor”, explica la especialista.

Una vida de dolor

Daniela Herrera Villarreal es una investigadora social, periodista y activista para la visibilización y reconocimiento de los derechos de las mujeres con discapacidad enfocada en enfermedad crónica y dolor crónico.

Los recuerdos de su infancia son de constantes lastimaduras en articulaciones, esguinces, lesiones en los tobillos, problemas en la rodillas, dificultades para correr, problemas de movilidad en general y los médicos no encontraban cuál era la razón de sus problemas.

Todo se le achacó entonces a un problema psicológico o un posible trastorno de personalidad.

Su diagnóstico después fue de fibromialgia, una enfermedad que ocasiona dolor en todo el cuerpo y fatiga crónica. Después de los 30 años, un médico consideró que podría tener alguna otra enfermedad muy rara, que es una mutación genética que se denomina Charcot-Marie-Tooth, lo cual se verificó con una prueba. Por algunos años recibió tratamiento en apoyo de su dolor por posible fibromialgia y con el cambio el diagnóstico sintió represalias por sus médicos que la trataban, ya que no aceptaron el nuevo diagnóstico del Departamento de Genética que les enmendaba la plana.

“Pasó el tiempo y con el estudio genético lograron encontrar que tengo una enfermedad que se llama Charcot-Marie-Tooth, que es una mutación genética que afecta mi sistema nervioso periférico y a partir de ahí también encontraron otras enfermedades que se habían sumado, como disautonomía, encefalomielitis miálgica y que todo ese combo era lo que estaba provocando estos síntomas desmedidos al punto de que ahora soy usuaria de silla de ruedas, de bastón, férulas, mi movilidad es limitada. Algunas veces puedo caminar, otras no, depende mucho del dolor, también de los síntomas”, explica Daniela Herrera.

Para la activista, el diagnóstico psicológico afectó que los médicos pudieran encontrar la verdadera razón de su enfermedad. La comunidad médica que la atiende ha intentado volver a darle el tratamiento de fibromialgia aún con el estudio que determina la mutación genética realizado, y eso es en parte porque los síntomas son muy parecidos.

“Después de que empieza esta manera agresiva de presentarse de mi enfermedad (con más de 30 años de edad), vuelvo a los hospitales, vuelvo a los médicos, la misma historia se repite: problemas psicológicos, soy diagnosticada un par de veces con trastorno neurológico funcional, que es un trastorno psiquiátrico y que está muy relacionado a la histeria, digamos que la histeria que conocemos desde hace siglos fue evolucionando y ahora se llama trastorno neurológico funcional”, explica la paciente.

La vida de Daniela Herrera Villarreal ha sido de constantes molestias y dolor. De niña, recuerda que se colocaba hielos en los pies y sentía sensaciones parecidas a la comezón, pero no podía identificar exactamente en qué parte del cuerpo las sentía.

Y así, durante todas las etapas de su vida ha estado en plena relación con el dolor: “No hay como un momento en donde llegan (los dolores), sino que todo el tiempo se mantienen constantes. Ahorita, en este momento, te puedo decir que tengo un dolor totalmente tolerable, lo que me permite estar aquí. Ese dolor tolerable puede variar, de repente empezar a subir, de repente empezar a bajar, es como que no es lineal para nada el dolor. Y sin embargo siempre se mantiene ahí”, explica.

‘Hay un sesgo de género’

El aspecto emocional en la sensación de dolor provoca que las mujeres se enfrenten a ciertos diagnósticos e incluso se dictaminen sin tener una valoración psicológica adecuada por parte de profesionales médicos de otras áreas.

“Esta es mi propia historia y al momento de hacer activismo, al momento de hacer investigación, me voy encontrando que la historia se repite y se repite y se repite, una y millones de veces, al ser mujeres nos dijeron esto: que era un problema psicológico, que éramos exageradas, a mí me corrieron de consultorios diciéndome que lo que yo quería era que me mantuvieran, que en realidad mi propósito era el de no trabajar. Otra médica me dijo que lo que yo necesitaba era tener un hijo para olvidarme de que tenía dolor”, cuenta Daniela Herrera Villarreal en entrevista.

La activista comenta que abundaron los comentarios por parte de médicos en el sentido de desacreditar los síntomas que manifestaba y le decían que estaba somatizando problemas psicológicos, sin tener una evidencia observable, como un estudio al respecto.

“Médicos insistiéndome y preguntándome sobre mi vida sexual, de mi vida amorosa, para saber si no era ahí el origen de mi dolor o este tipo de cosas. Me parece importante señalar que existe este problema y que este tipo de diagnóstico psiquiátrico es muy común en mujeres que tienen enfermedades crónicas y dolor crónico”, explica la activista.

Hace falta educación sobre el dolor

En México hace falta aprender más sobre el dolor, incluso dentro de la comunidad médica, asegura Ángel Juárez, médico presidente de la Asociación Mexicana para el Estudio y Tratamiento del Dolor (AMETD). Esta organización incluso está diseñada para agrupar a otras personas que quieran interactuar con médicos sobre el manejo del dolor, por ejemplo, algún sacerdote, pero aún no se han registrado.

“Lo que hemos detectado es que falta mucha información, mucha educación, sobre el trato y el manejo que se debe de dar a los pacientes que tienen dolor, no nada más crónico, desde el dolor agudo. Actualmente, hay muchas guías, hay muchas opciones de medicamentos, opciones de tratamientos, pero en realidad no hay tanto conocimiento incluso del personal de la salud, de otros médicos, de los pacientes o de los familiares”, expone el presidente de la AMETD.

Comenta que hace falta incluso una evaluación correcta cuando un paciente manifiesta un dolor leve o un dolor intenso, un dolor agudo o un dolor crónico, para definir qué tipo de dolor presenta. Esta problemática está presente desde la educación que reciben los médicos en formación en universidades.

“Hay escuelas donde en su programa todavía no tienen una materia de algología o de clínica del dolor, entonces, desde ahí partimos. Es necesario iniciar la formación, la educación médica, dándole la importancia al dolor. Como se ha visto actualmente, no nada más es un síntoma, sino que implica una enfermedad. Al aparecer dolor ya existen implicaciones en la salud de la persona, por lo cual se debe de atender y darle la importancia que merece”, explica el médico Ángel Juárez.

Leíste la Entrega II. Aquí puedes revisar:

Entrega I: Urge un mapa del dolor en México

Entrega III: ‘Mi madre sufrió de más en busca de respuestas’