Por Paola Viridiana López Ávila
En las últimas semanas la realidad que rodea a nuestras vidas se ha tornado apocalíptica. Pareciera que somos protagonistas de una película de ficción en donde el miedo es lo que impera en las calles, colonias y comunidades, complicando el relacionarnos con las personas con quienes convivimos.
Las personas comenzamos poco a poco a añorar esos momentos que nos llenaban de alegría al convivir en fiestas, reuniones, lugares para el esparcimiento. Y hasta los encuentros para hacer política. Hoy pareciera que eso va quedando solo en buenos recuerdos.
En el caso de la política, para quienes aspiran a una candidatura ha sido necesario reinventarse. Para poder llegar al electorado y llevar su mensaje. Esto porque la gente tiene miedo a reunirse. ¿Y cómo no? Si en cada lugar de Morelia hay por lo menos un enfermo o enferma de Covid-19. Eso, hoy más que nunca, nos obliga a ser más empáticos y humanos al momento de hacer proselitismo. Pues las familias viven preocupaciones y dolor porque desean y rezan porque la gente que aman esté sana.
Necesitamos escuchar, solidarizarnos y actuar en consecuencia. De lo contrario se corre el riesgo de caer en una política de deshumanización y miserable que, lejos de ayudar, hunda al país en depresión social, mayor crisis económica y violencia como nunca antes.
Comprar oxígeno
Ayer Tere, una comerciante irregular sin ingresos fijos, daba gracias a Dios por haber librado la enfermedad, por conservar la vida. Pero reconocía que sin el apoyo económico de sus hijos, quienes tampoco se jactan de una estabilidad económica, no habría podido comprar el oxígeno.
“Si no hubiera sido por ellos, yo estaría muerta. Gracias a mis hijos y a Dios estoy aquí, aunque con secuelas y deudas por la enfermedad. Cuídense mucho, no le deseo a nadie pasar por lo que pasé”, pedía Tere. Mientras acomodaba su cubrebocas y dejaba ver su nueva preocupación: las deudas que contrajo por la enfermedad y la dificultad para pagarlas.
Esperemos que la llegada de la vacuna no se convierta en una instrumento proselitista que juegue con la esperanza de salud para las familias. Toda vez que la poca información confiable sobre la estrategia para llegar a las familias no es clara. Dando paso a innumerables versiones de su aplicación, que no ayudan en nada a las familias que hoy pasan penurias. Por no tener servicios en los hospitales, no conseguir tanques de oxígeno, carecer de dinero para adquirir el medicamento y tratamiento que haga frente a la enfermedad.
En fin, insisto, es tiempo de dejar la demagogia atrás y comenzar a escuchar, solidarizarnos y dar soluciones reales a la vida de las familias, que exigen de los representantes populares cero burlas, promesas falsas ni chantajes.
Paola Viridiana López Ávila
Periodista con estudios en Ciencias de la Comunicación. Dada su pasión por los medios, cursó estudios de Maestría en Derecho de la Información y después un doctorado en Derecho. Ha trabajado en diferentes medios de comunicación. Forma parte del Observatorio de Participación Política de las Mujeres en Michoacán. Es integrante de la Red de Defensoras de los Derechos Político-Electorales de las Mujeres en Michoacán. Miembro del Observatorio Iberoamericano de Protección de Datos Personales. Preside la organización civil Vamos para promover el empoderamiento económico de las mujeres. Ha publicado en revistas arbitradas y participado en seminarios y congresos nacionales e internacionales como conferencista y panelista.
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