Tierra Caliente de Michoacán, lejos de la pacificación

El escenario de violencia que se vive en la región de Tierra Caliente está lejos de la pacificación; si bien otros planes en la zona lo han intentado más allá de un intento por detener los actos de violencia, la realidad es que se han quedado cortos; hoy, el escenario no es idóneo para pensar en una estrategia que haga volver a la calma a la región

Expertos consultados por Alternauta.MX coinciden en que la pacificación en la zona de Tierra Caliente está lejos de llegar, principalmente porque se carece de una estrategia e instituciones que puedan ayudar a coordinarla.

Si bien en otros sexenios como el de Enrique Peña Nieto se intentó la pacificación con una estrategia que iba más allá de detener los actos de violencia, los resultados no fueron tampoco fueron los esperados. En tanto, en esta administración ni siquiera existe un plan como el de aquellos años.

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Este medio consultó a Juan Manuel Aguilar y Carlos Hernández, ambos especialistas en seguridad pública, para hablar sobre su participación en el texto “La Guardia Nacional. Retos para una política de estado”, publicado por el Colectivo de Análisis para la Seguridad con Democracia (CASEDE).

En el marco del análisis de la Guardia Nacional para este sexenio, los especialistas coincidieron en que desde el año 2000 las estrategias y corporaciones de seguridad pública en México se han estado reinventando, lo que ha impedido su desarrollo y crecimiento.

En el caso michoacano, la región de Tierra Caliente es un punto de análisis, pues es una región productora de drogas en donde se han asentado organizaciones criminales. Por su naturaleza, es idónea para el crecimiento de frutas y verduras y también para la producción de drogas.

Al respecto, de acuerdo con Juan Manuel Aguilar, al menos el presidente Enrique Peña Nieto intentó hacer algo en esa región tan convulsa.

“¿Qué podríamos decir que es más criticable para la actual administración gubernamental del presidente López Obrador? Que ni siquiera tuvo un plan para Michoacán, él ni siquiera lo puso como una prioridad estratégica, decir que vamos a hacer de acción conjunta, qué vamos a hacer como una acción específica que tiene esta entidad: problemas de Estado de derecho, control territorial y violencia, nunca se especificó (un plan). De repente brincaba la parte concreta de Aguililla, Tepalcatepec, la ruta del Pacífico, en el ámbito de la entidad; tuvimos estas escenas carnavalescas de Silvano Aureoles yendo a ‘La Mañanera’ y sentarse afuera de Palacio Nacional para poder ser recibido, pero no se llegó a ningún consenso”, explica el especialista.

“Llega un gobernante de Morena (Alfredo Ramírez Bedolla), pero no se ve en la parte concreta que haya una estrategia de combate, ni siquiera con un tema muy sensible que en el ámbito de la relación bilateral, que sea un tema como el tráfico de drogas sintéticas a través de la zona de Tierra Caliente y su llegada a la parte de Lázaro Cárdenas, de que el Presidente vaya a aplicar una estrategia específica”, añade.

En este escenario, una pacificación de Tierra Caliente está muy lejos de realizarse en la práctica. Es por ello que en la zona despertó el fenómeno de las autodefensas, como grupos de ciudadanos que tomaron las armas para defender sus propiedades y sus trabajos, no exentos de acusaciones también de pertenecer a grupos delictivos.

“En el ámbito concreto de este homicidio tan brutal en contra de Hipólito Mora, líder de los autodefensas, nos muestra que están pasando tendencias, reequilibrios políticos, territoriales, de las organizaciones delictivas, de los grupos de autodefensa en la entidad, que el gobierno no está viendo con la precisión correcta y que no augura que pueda haber una pacificación en los próximos años”, explica el analista.

Uno de los problemas fundamentales para el combate a la inseguridad en la Tierra Caliente recae en que las corporaciones de seguridad pública se rediseñan con cada administración y ello le resta fuerza, en tanto, las organizaciones criminales se fortalecen, explica Juan Manuel Aguilar Antonio.

“Desde el año 2000 todo el aparato de seguridad se ha reinventado cada sexenio, se ha inventado en el ámbito concreto de pasar de una Agencia Federal de Investigación a una Policía Federal, a la parte posteriormente de una Secretaría de Seguridad y posteriormente a una Comisión Nacional de Seguridad, con una centralización de las labores por parte de la Secretaría de Gobernación, y en el ámbito de la real evolución de las instituciones esto ha sido un proceso de impacto en el cual muchas veces merma su desempeño, merma su consolidación y evita que puedan transformarse en instituciones eficientes para el combate de la delincuencia y los procesos de pacificación del país”, expone.

La Guardia Nacional, un punto de partida

Juan Manuel Aguilar Antonio y Carlos Hernández escribieron un artículo en el texto “La Guardia Nacional. Retos para una política de estado”, un análisis desde la creación de la Guardia Nacional, su evolución a raíz de la creación de su ley en 2019 y posteriormente las diferentes coyunturas que ha ido enfrentando.

Para Carlos Hernández, si bien la GN está en evolución, hay ciertos temas que resaltan en el análisis de lo que se ha escrito en estos años que lleva en operación, y uno de ellos es su militarización, y que el Gobierno federal planteó su existencia al interior de la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena), acto se evitó con una medida de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN).

“Nos dimos cuenta que hay temas a lo largo de al menos año 2019-2023, que es el aspecto de tiempo que nosotros utilizamos, hay temas que son de continuo análisis y de continua preocupación: la extensión de funciones de la Guardia Nacional y de las fuerzas armadas en general, más allá de la seguridad pública; el tema migratorio, que es uno de los temas con lo cual la Guardia Nacional se inauguró en el año 2019 como un cuarto brazo armado de las fuerzas armadas para poder contener ciertos fenómenos; la falta de transparencia y la falta de rendición de cuentas, cómo impactaría en el tema de seguridad pública; las violaciones de derechos humanos y el incremento en el presupuesto generalmente hacia las fuerzas armadas, en particular a la Sedena”, explica Carlos Hernández.

Más allá de ver a la Guardia Nacional como “el gran salvador” de todos los problemas de inseguridad, tiene que verse como una corporación que tendrá que incidir en diferentes procesos del sistema penal, y no sólo en la parte de los operativos contra los grandes capos de las drogas.

“Esto le requiere ciertas capacidades no exclusivas de uso de la fuerza, sino también de prevención del delito, de procuración de justicia, de qué saber hacer cuando estamos ante una situación de criminalidad, de delitos, de flagrancia, cuáles son los protocolos que se deben utilizar para en dado momento poder llevar a cabo la investigación objetiva, poder conocer a los perpetradores estos delitos, poderlos llevar ante un sistema de justicia que los va a juzgar y que les va a dar una sentencia y que deberá haber una reparación del daño”, explica el especialista Carlos Hernández.

El libro es producto de dos años de trabajo tras una colaboración entre el Colectivo de Análisis para la Seguridad con Democracia (CASEDE) y la organización estadounidense National Endowment for Democracy, una ONG perteneciente al Partido Demócrata, que busca tener incidencia e impactar en mejorar los procesos democráticos alrededor del mundo.

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