Territorio Lolita, de la fascinación literaria por las pequeñas vírgenes

Redacción ÁlternautaMX

El libro Territorio Lolita se presentará este sábado 17 de noviembre de 2018 a las 18:00 horas en el Auditorio del Centro Cultural Clavijero de Morelia como parte de las actividades de la XI Feria del Libro y la Lectura de Michoacán. Su autora, Ana Clavel, habla con ÁlternautaMX sobre las particularidades de la obra.

¿Qué es Territorio Lolita y que significa para ti?

La culminación de un ciclo sobre el tema de la nínfula. Sin proponérmelo de manera deliberada, mi fascinación por el tema del deseo me fue llevando por esas doradas islas de fulgor resplandeciente.

Háblanos un poco de la motivación que te llevó a escribir este libro y si existe alguna razón en especial que te haya conducido a explorar este tema.

Yo creo que uno sabe muy poco de esa alquimia y ensoñación que es la creación. Uno trabaja, se esfuerza, se deja llevar. Entonces desembocas en deltas que ni siquiera sabías te interesaban. Yo no sabía, por ejemplo, que Lolita, la novela canónica de Nabokov, me había marcado a ese nivel. En todo caso, son regalos del inconsciente.

Cómo explicarías ese cambio de dirección dentro de tu trayectoria literaria, ligada siempre a la narrativa de ficción, ahora desde un frente distinto como el ensayo.

En el 2008 publiqué un libro de ensayo titulado A la sombra de los deseos en flor. Ensayos sobre la fuerza metamórfica del deseo, editado por la editorial de Universidad de la Ciudad de México. Ahí reuní trabajos en torno a mi novela Cuerpo náufrago (Alfaguara 2005) y el tema de la metamorfosis de género. Normalmente mi trabajo de ficción va relacionado con una investigación que me ha permitido cruzar al ensayo, con la facilidad además de que los recursos narrativos los empleo a la hora de trabajar ese asedio amorosa, auténtica erótica del pensar, que es el verdadero ensayo: no un estudio árido y lleno de citas, sino un discurrir por el pensamiento de manera sinuosa y hasta sensual.

Se trata de un tema controvertido que representa un tabú para muchas sociedades, ¡cuál es tu opinión al respecto?

Creo que la nínfula representa el deseo por antonomasia: la pulsión por transgredir los límites. Desde Helena de Troya, que siendo niña y llamándose entonces Helena de Esparta fue raptada por un Teseo cuarentón, tenemos noticia de la fascinación por las pequeñas vírgenes. El asunto es que el mito y el tabú permitían ritualizar el deseo, incluso sublimarlo. No es otra cosa la catedral verbal que construye Humbert Humbert, el protagonista de Lolita, en torno a su propia pasión. Y la literatura y el arte que permiten esa alquimia de las pulsiones son expresiones necesarias porque permiten una libertad íntima y personal, más allá de correcciones políticas simplificadoras y muchas veces neopuritanas. Nadie en su juicio puede estar de acuerdo con la pederastia o el abuso, pero tal vez el problema de la violencia que vivimos tenga que ver con la poca atención que brindamos a la persona humana más allá de buenas intenciones. En una sociedad en la que privan la comercialización de los cuerpos y los deseos, tenemos que recuperar y acrecentar los espacios de ritualización íntima de nuestras pulsiones. La literatura, el arte, el diálogo, la reflexión son esenciales.

¿Este trabajo, guarda alguna relación con tus anteriores entregas?

Creo con la novela de Las Violetas son flores del deseo (Alfaguara 2007) comencé a tratar el tema desde la mirada de un hombre que se descubre fascinado por su hija preadolescente, y que encuentra en la creación de las llamadas muñecas reales una suerte de ritualización de sus impulsos. Después desarrollé la voz de una nínfula en su aprendizaje gozoso y sin culpa en Las ninfas a veces sonríen (Alfaguara 2013). Así que si me pongo a ver el periodo desde cuando inicia la parte de investigación y reflexión sobre el tema de Territorio Lolita, me doy cuenta que tiene sus buenos años.

¿Cuál ha sido la respuesta de los lectores y de la crítica especializada a esta obra?

Los lectores inteligentes y críticos literarios han celebrado la reflexión de un tema polémico en nuestros días, sin caer en juicios y maniqueísmos empobrecedores. También he sabido que en redes sociales, algunos próceres de la policía del pensamiento, se han escandalizado sin siquiera leer algún capítulo del libro. Si lo hubieran hecho y tuvieran criterio se darían cuenta de lo necesario que es enfrentar nuestros fantasmas en vez de sólo pretender abolir y censurar.

De regreso a Territorio Lolita, ¿cuáles han sido los hallazgos más sobresalientes que te ha dejado esta experiencia?

Descubrir que el deseo siempre es una proyección fantasmática de quien lo ejerce. Y que muy poco sabemos de la nínfula, más allá del deseo que la ha esculpido como un arquetipo idealizado, o un estereotipo comercial y redituable. Y entonces, más allá de su divinización o su defenestración, el territorio de su interioridad es prácticamente virgen.

¿Cuáles son las influencias más destacadas que utilizaste para la construcción de este libro?

Michel de Montaigne, Roberto Calasso, Borges y un largo y luminoso etcétera.

¿Por qué tendríamos que acercarnos a una obra como esta?

Más bien es una invitación a reconocernos y descubrir los juegos y rituales del deseo, a través de personajes de la literatura y el arte, más allá de la censura y la rigidez.

¿Qué podemos esperar de la presentación de Territorio Lolita dentro de la Feria del Libro y la Lectura de Michoacán?

Además de los comentarios de un especialista como es el querido Manolo Espinosa en temas de erotismo, yo presentaré imágenes que permitirán un recorrido muy ágil por los temas del libro. Y espero que el público nos brinde la oportunidad de removerlo un poco y hacerlo pensar.