Las presas existentes en seis de las 13 regiones hidrológico-administrativas del país tienen hoy niveles de almacenamiento de agua inferiores al 50 por ciento de su capacidad máxima: entre 28 y 46 por ciento, además de que otras tres de ellas poseen niveles de entre 53 y 59 por ciento de almacenamiento, sostuvo el titular de la Coordinación Universitaria para la Sustentabilidad, Eduardo Vega López.
En ocasión del Día Mundial del Agua, que se conmemoró ayer, externó: “Según información oficial, los registros históricos de precipitación pluvial documentan que, en 25 de las 32 entidades federativas del país, el volumen de lluvia acumulada en 2023 fue significativamente inferior al promedio anual de los anteriores 82 años”.
De manera simultánea, continuó, las altas temperaturas y las olas de calor experimentadas el año pasado registran que 2023 ha sido el más cálido de los anteriores 70 años: 31 de las 32 entidades federativas tuvieron la mayor temperatura media anual desde 1953.
Asimismo, consideró que son inocultables las evidencias acerca de la creciente carencia del líquido en varias regiones, ciudades y municipios de la nación. Además, son inaplazables las políticas para resolver la inseguridad hídrica con sus connotaciones adversas sobre el bienestar social y la dinámica de las actividades económicas, mediante la conservación y manejo integral de las cuencas y los sistemas hidrológicos, así como del mejoramiento y la renovación de la infraestructura y gestión hidráulicas.
A su vez, la coordinadora del Seminario Universitario de Sociedad, Medio Ambiente e Instituciones, Marisa Mazari Hiriart, aseguró que el agua es un recurso desigual, pues su disponibilidad depende de los ecosistemas naturales. “La afectan acciones como la deforestación, la pérdida vegetal y la fragmentación del hábitat”.
Los servicios ecosistémicos que prestan las zonas ricas en este recurso son: provisión para consumo humano de uso doméstico, para actividades agrícolas y pecuarias necesarias para una población creciente que requiere de alimentos; control de erosión hídrica, eutrofización y azolve de cuerpos de agua e infiltración a sistemas subterráneos, refirió.
Son de tipo básico que sostienen la dinámica hidrológica; es decir, el ciclo del agua y la purificación (que nos lleva a tener un líquido de cierta calidad), añadió la también investigadora del Laboratorio Nacional de Ciencias de la Sostenibilidad, adscrito al Instituto de Ecología.
La científica recomendó la utilización de una nueva generación de plantas de tratamiento, más pequeñas y eficientes, las cuales producen lodos residuales y son capaces de reutilizarlos.
Mazari Hiriart estimó que se necesita más inversión y entender que, con el inadecuado uso que hacemos, estamos transformando un recurso renovable en no renovable.
De acuerdo con el titular de la Red del Agua de la UNAM e integrante del Centro Regional de Seguridad Hídrica adscrito a la UNESCO, Fernando González Villarreal, la Universidad Nacional participa en el proceso regional rumbo al Foro Mundial del Agua, a desarrollarse en mayo próximo.
“Hay cuatro factores que debemos considerar: es altamente probable que no cumplamos con las metas establecidas en los Objetivos de Desarrollo Sostenible para 2030; tenemos altos niveles de cobertura, pero servicios de agua intermitentes; bajos niveles de tratamiento de residuales (menores al 50 por ciento) y cuerpos de agua contaminados en más de 60 por ciento, además de que los efectos del cambio climático se intensifican con más huracanes, sequías y reducción de, al menos, 10 por ciento de las precipitaciones”, acotó.
González Villarreal apuntó que para encargarse de la problemática en el Valle de México (una de las regiones con mayor impacto y la más poblada del país) se requiere liderazgo, gobernanza (autoridad con autonomía técnica y administrativa), un sistema financiero que permita disponer de 97 mil millones de pesos adicionales para los próximos 15 años y acciones como rehabilitar y reponer la infraestructura básica, incluyendo la verde.
Para reparar las fugas en las urbes del país (que suman hasta 40 por ciento del suministro) sugirió invertir en infraestructura especializada para la detección y arreglo de estas.
Informó que la Universidad Nacional elaboró dos diagnósticos con planteamientos de solución, llamados “Acuerdo por la Seguridad Hídrica del Valle de México” y “Perspectivas del Agua en México, propuestas hacia la seguridad hídrica”, los cuales se pueden consultar en los siguientes enlaces: https://acuerdoagua.cershi.org
http://www.agua.unam.mx/assets/pdfs/Perspectivas_AguaenMexico2022.pdf
Crisis hídrica tensa a las naciones
Antes de que la situación se torne más peligrosa por la insuficiencia, se requiere tomar acciones más enérgicas y programas con mayor eficiencia que atiendan la emergencia, asumiendo compromisos colectivos, enfatizó la investigadora y responsable del Departamento de Difusión del Instituto de Ecología de la UNAM, Gabriela Jiménez Casas.
Se tienen que retomar las campañas mediáticas, a fin de concientizar a la gente sobre la gravedad del problema y que el mundo tenga claro que la situación va en serio, señaló.
También se debe considerar el reciclado y manejo adecuado de la basura para evitar la contaminación de los mantos freáticos; la recolección de agua de lluvia o el uso y tratamiento de las residuales con el objetivo de evitar que las grandes industrias utilicen la potable en sus procesos de producción, declaró.
Cabe destacar que con un llamado a generar conciencia sobre la crisis hídrica que enfrenta el planeta y la situación crítica que viven millones de personas ante la limitación del líquido, hoy 22 de marzo se conmemora el Día Mundial del Agua, cuyo lema es Agua para la Paz; se trata de una iniciativa de la Organización de las Naciones Unidas (ONU), que se instituyó en 1993 en ocasión de la Conferencia sobre Medio Ambiente y Desarrollo.
En este contexto, Jiménez Casas subrayó que estamos lejos de cumplir con los Objetivos de Desarrollo Sostenible planteados por ese organismo internacional para la Agenda 2030, toda vez que se ha generado una situación difícil en donde el líquido se puede constituir en factor determinante para la paz.
Para la experta, las universidades tienen un papel determinante en el proceso de concientización de la sociedad sobre la problemática, y se debe aprovechar el entusiasmo de las y los jóvenes quienes tienen mucho que decir y aportar para generar propuestas novedosas y soluciones creativas.
Una de las batallas que se tienen que librar, a partir de estas casas de estudio, es hacerse escuchar por los gobernantes con propuestas claras y efectivas aplicables por los países para una solución global.
De acuerdo con datos de la ONU, más de 3000 millones de personas en el planeta dependen del agua que atraviesa las fronteras nacionales. Sin embargo, solo 24 naciones tienen acuerdos de cooperación para los recursos hídricos que comparten.
A medida que aumentan los impactos del cambio climático y crece la población, existe la necesidad apremiante de unirse para proteger y conservar el elemento más preciado.