El senador Alejandro Armenta Mier, presidente de la Mesa Directiva del Senado, presentó una iniciativa para establecer en la ley la obligación de las instituciones de educación superior de, además de generar métodos innovadores que faciliten la obtención de conocimientos, fomentar valores cívicos que fortalezcan las relaciones en la sociedad y combatan el rezago educativo.
Se trata de reformar la fracción XI y adicionar las fracciones XXX y XXXI al artículo 10 de la Ley General de Educación Superior, que fue turnada a las comisiones unidas de Educación y de Estudios Legislativos Segunda, para su análisis y dictamen correspondiente.
Desde la tribuna del Senado, Armenta Mier afirmó que su propuesta busca “que no se cancele el sueño” de todo padre y madre de familia, para ver a sus hijos e hijas terminar una carrera profesional.
Para ello, se incluye en la Ley la promoción permanente de los procesos de diagnóstico, para que los grupos vulnerables socialmente logren concluir sus estudios, que no haya deserción escolar y que ese sacrificio de más de 20 años culmine con un título profesional que les permita recibir un salario digno.
El legislador de Morena destacó en el documento, que la educación ha adquirido mayor relevancia debido al avance de la ciencia, la tecnología y la innovación, pues en las economías modernas el conocimiento se ha convertido en uno de los factores más importantes de la producción.
“Las sociedades que más han avanzado en lo económico y en lo social son las que han logrado cimentar su progreso en el conocimiento, tanto el que se transmite con la escolarización, como el que se genera a través de la investigación”.
La iniciativa del senador Alejandro Armenta también propone la promoción permanente de procesos de diagnóstico y evaluación, que permitan prevenir y atender la deserción escolar y el rezago educativo, particularmente la de sectores en vulnerabilidad social.
El legislador del Grupo Parlamentario de Morena agregó que de la educación, la ciencia y la innovación tecnológica dependen, cada vez más, la productividad y la competitividad económicas, así como buena parte del desarrollo social y cultural de las naciones.
Resaltó que la experiencia mundial muestra la existencia de una estrecha correlación entre el nivel de desarrollo de los países, con la fortaleza de sus sistemas educativos y de investigación científica y tecnológica.
“Según estudios de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económicos (OCDE), un año adicional de escolaridad incrementa el PIB per cápita de un país entre 4 y 7%”, destacó.
Ante estos datos, Armenta Mier consideró que quedaron atrás los tiempos en que se consideraba a las erogaciones en educación como un gasto. “En la actualidad, el conocimiento constituye una inversión muy productiva, estratégica en lo económico y prioritaria en lo social”, subrayó.