Militares buscaban plantaciones de coca y terminan destruyendo plantíos de fruta y café

“El trabajo de toda mi vida me lo desbarataron en un ratito”, lamentó Julián, dueño del terreno.

Guerrero. 06 de noviembre de 2021. – Julián Alarcón, sobreviviente de la llamada “guerra sucia” de los años setenta en Guerrero, vio como en minutos, su labor de campesino de toda la vida, era destruida por un helicóptero de militares del Ejército mexicano, que se posicionó sobre sus plantíos de árboles frutales y de café.

La escena ocurrida al mediodía del 29 de octubre en San Francisco del Tibor, una comunidad serrana de Atoyac, remontó  a Julián casi 50 años atrás, cuando el Ejército incurrió en abusos graves contra la población civil como parte de la política contrainsurgente de Luis Echeverría.

 “Mi terreno es de 2 hectáreas, estaba en mi huerta trabajando cuando escuché el ruido de cuatro helicópteros volando muy bajito, de repente vi a uno de ellos que empezó a bajar, y les hice señas para saber qué querían.

“No me hicieron caso, uno de los helicópteros se bajó a un metro de la tierra casi se sentó encima de los árboles frutales que medía de dos a tres metros, todos los quebró, destruyeron también un vivero que tenemos de un programa de Conafor; yo estaba agarrado de un árbol de aguacate, quería acercarme, pero no podía porque sentía que el viento de las aspas me aventaba”, narró el anciano de 72 años vía telefónica desde San Francisco del Tibor.

Alarcón contó que lo que los soldados buscaban era plantíos de coca, toda vez que, en febrero de este año, la Secretaría de la Defensa Nacional (Sedena) reportó la destrucción de plantas en la sierra de Atoyac.

“Vi cuando un soldado se bajó del helicóptero y tomaba fotos del vivero que tenemos como parte de un programa de reforestación, de combate a incendios y de siembra de café de Conafor (Comisión Nacional Forestal)”, dijo el campesino al señalar que las plantas de cafeto beneficiaban a 11 campesinos que están inscritos en el programa gubernamental.

Por la incursión militar, Julián vio destruidos sus árboles de mango, cacao, yacas, plátanos y el vivero del programa de Conafor, pérdidas que exige sean pagadas por el gobierno federal.

“El trabajo de toda mi vida me lo desbarataron en un ratito, no se vale que hagan eso, y ahora con lo del vivero, pues no entiendo, el gobierno nos da el programa y luego vienen los soldados y lo destruyen todo”, lamentó Alarcón.

Al resaltar que lo que los militares buscaban eran plantas de coca, Alarcón reprobó que los encargados de exterminar esos plantíos no sepan distinguir entre ese cultivo ilícito y el cafeto, o los árboles frutales.

Proceso