Legislación o simulación

por Maximiliano Tenorio Rojas

Últimamente la cannabis ha causado revuelo en los medios nacionales e internacionales. Que de ser un tema sumamente controversial a través de la historia mexicana, en los últimos meses se ha consolidado un gran avance acerca de su consumo lúdico. El cual, el pasado 19 de noviembre del 2020 el Senado aprobó un dictamen sobre el uso adulto responsable del cannabis. Y este 10 de marzo del año en curso, la Cámara de Diputados aprobó en lo general la despenalización y la regulación de su consumo lúdico en todo el país.

Y es que, irónicamente, el Estado mexicano no pone límites sobre cuántas golosinas se pueden producir, comercializar o comer en un hogar. Siendo que tan sólo el año pasado, la diabetes provocó 31,000 muertes en el país. Lo que representa una tasa de 2.5 casos por cada 100,000 habitantes. Así, o tampoco prohibimos el consumo de la nicotina, ni ponemos un límite en el consumo de los cigarros. A pesar de que el tabaquismo provoca 60,000 muertes al año. Y no se diga sobre la venta y el consumo del alcohol. Aunque el abuso de esta droga cause más del 5% de las muertes en el planeta.

Pero realmente esto está por cambiar, lo cual nos convertirá en el tercer país del mundo, junto a Uruguay y Canadá, en legalizar el consumo lúdico personal de la marihuana. Pero no confundamos, hasta este momento todavía no es legal, ahora le toca aprobar al Senado las observaciones de la Cámara Baja. Y después que el presidente promulgue la legislación y se la publique en el Diario Oficial de la Federación. Para que, a partir de ese momento, las Secretarías de Estado den trámite a esta nueva industria.

Cannabis para uso adulto en México

Si bien en términos generales se reformarían artículos del Código Penal Federal y de la Ley General de Salud, se expedirá la Ley General para la Regulación del Cannabis. Y en vez de crear el Instituto Mexicano de Regulación y Control de Cannabis (IMRCC), será la Comisión Nacional Contra las Adicciones, ya existente, la encargada. También será posible la venta de la cannabis y sus derivados para uso adulto en México. Aunque ésta deberá realizarse en establecimientos autorizados. Respecto a la siembra, cultivo, cosecha, aprovechamiento y preparación de plantas de cannabis, una persona que viva sola puede tener hasta seis. Mientras que si hay dos consumidores en un mismo hogar, la cantidad se amplía a ocho.

Cabe mencionar que para el cultivo, la transformación, la comercialización, la exportación o importación, el dictamen establece que se deberá tramitar una licencia. Y acerca de la posesión, una persona únicamente podrá tener consigo menos de 28 gramos de marihuana.

En caso de que posea más de esta cantidad, la persona se hará acreedora a una falta administrativa. Por lo que deberá pagar una multa de 60 hasta 120 veces el valor diario de la Unidad de Medida y Actualización. Es decir, desde los 5,000 hasta los 10,500 pesos. Si la persona trae más de 200 gramos, podría ser sancionada penalmente con tres a seis años de prisión.

Legislación deficiente en términos de justicia social

Partiendo de estos puntos, hay ciertas cuestiones a considerar que siguen siendo muy controversiales. Ya que lo que no es problema o no es debatible, es que esta legalización puede representar una gran oportunidad de favorecer el acceso a la salud, gracias a sus virtudes terapéuticas y medicinales. Así como de fomentar la investigación científica y el conocimiento, gracias al registro de patentes nacionales e internacionales de distintos productos derivados. Y desarrollar un nicho económico internacional potente a través del cultivo masivo de cáñamo industrial.

Además, se apoyaría en la lucha contra la extrema pobreza y la extorsión de los cárteles del crimen organizado. Mediante la formalización de cooperativas sociales. Y la generación de nuevos ingresos para el Estado, derivados de las aportaciones fiscales obtenidas del nuevo mercado. Así como prevenir de los riesgos vinculados al mercado negro para las personas usuarias. De verdad que suenan muy bellos todos estos beneficios. Pero la realidad es que también debe de existir una preocupación, debido a la mala legislación. La cual considero deficiente en términos de justicia social.

En un primer momento, se me vienen a la mente diversas interrogantes. Ya que si bien se modificaron las cantidades de cannabis que una persona puede poseer, la planta aún se mantendrá en la lista de sustancias prohibidas. De igual forma, en el Código Penal Federal se mantendrá el delito de posesión simple. Pero a la vez existirá un mercado regulado que va a permitir el auto cultivo, clubes cannabicos y la venta al menudeo. Entonces, ¿nos encontramos ante una contradicción? Ya que existirá una regulación sin despenalización. Ante esto, considero que es necesario eliminar el delito de posesión simple.

Privilegios

Ahora bien, en otro punto del dictamen se habla de que las personas que quieran consumir cannabis tendrán que realizar modificaciones al interior de sus hogares, para no molestar a sus vecinos. Pero siendo sinceros, ¿qué posibilidad hay de que en verdad los usuarios hagan modificaciones en sus hogares? Si existiera la posibilidad de que las autoridades correspondientes hagan visitas a los domicilios para verificar los requisitos, ¿no se abre la puerta a la extorsión o a los abusos de autoridad?

Además, considero que esta decisión es un tanto privilegiada para ciertos sectores. Y hablando de privilegios, esta regulación está dando condiciones más ventajosas a las empresas extranjeras. Ya que sólo las empresas extranjeras cuentan con los requisitos de infraestructura para procesar la cannabis, los cuales son caros y complejos. Así, las empresas nacionales no podrán competir. Ahora bien, lo mismo ocurre con los pueblos y comunidades indígenas, ejidatarios y campesinos. Los cuales, entre comillas, tendrán una atención prioritaria para la producción. Pero nos seguimos encontrando en la misma situación de desventaja ante las empresas extranjeras. Ya que estos sectores nacionales tendrán obstáculos económicos, técnicos y jurídicos.

Gramaje

Otro punto no menos importante es acerca del gramaje. Ya que estará permitido portar un máximo de 28 gramos. Aunque si se pasa de esta cantidad, pero es menor de los 200 gramos, se incurre en una falta administrativa. Más de 200 gramos ya es considerado narcotráfico. Sin embargo, la pregunta es: ¿Si te detiene un policía, usará una báscula para saber si es falta administrativa? ¿Y si te pasas de los 200 gramos, se recurrirá a la extorsión o a la disposición ante el Ministerio Público?

Me quedo con estas interrogantes, que en los próximos meses quedarán resueltas. A menos que exista nuevamente una mala legislación por la Cámara Alta, que desde un inicio pareció más una simulación por legislar a favor de la legalización de la cannabis. Y le dejaron todo el trabajo a los diputados. Por último, espero se llegue a una gran reflexión. Para que, de verdad, quienes tengan un gran beneficio de esta nueva industria sean los campesinos.

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