Por Boris González
Juan ya no quería vivir, no le veía sentido a la vida, su familia sufría en silencio con él, no sabían qué hacer ni qué decir; después de tres intentos de suicidio (el primero fue al lanzarse a un vehículo en movimiento; otro con la ingesta masiva de medicamentos; y un último a través de la liberación de gas LP en su vivienda con el cierre total de la ventilación) y sus consiguientes hospitalizaciones, sus padres lucían desdibujados y con rostros de dolor pidieron ayuda. Ese fue el primer acercamiento a esta dolorosa realidad como amigo de una persona suicida.
El suicidio es una de las principales causas de muerte prevenible en jóvenes, y lejos de pensar que se trata de personas débiles o con cobardía, quienes atentan contra su propia vida, son personas que viven inmersos en un dolor insoportable; desgraciadamente el número de casos registrados se hace más grande cada año.
Los suicidios tienen más riesgo de cometerse en los estados y municipios donde existe desabasto de atención psicológica en las comunidades, con altos niveles de corrupción y donde no existen legislaciones que garanticen el derecho humano a la salud mental y a la prevención de este fenómeno que aqueja a la población. Las instituciones gubernamentales no cuentan con diagnósticos ni programas establecidos para la prevención de las conductas suicidas, ni con suficiente personal de psicología que ofrezca atención a la población vulnerable en las zonas donde se requiere, por lo que las poblaciones con altos niveles de violencias siguen en la desatención (no hay que olvidar que en México solo hay 962 psicólogos federales para 128 millones de habitantes).
En los niveles comunitario, de las relaciones interpersonales y el individual, el suicidio requiere abordarse sin estigmas, de manera franca y directa, sin miedos, hablando sobre el tema para generar procesos de protección. Es importante hacer notar a las personas que la ayuda psicológica profesional es fundamental. Es un error pensar que las personas con un intento suicida van a mejorar solas y que el suicidio solo es un capricho para llamar la atención: en estos casos, es fundamental el apoyo y el acompañamiento familiar, de amistades y profesionales.
El contar con una política integral para la prevención del suicidio y estrategias de atención a la salud mental sobre todo dentro de las comunidades, reduciría de manera eficaz la tasa de suicidio. Las estadísticas muestran que alrededor del 80 por ciento de los suicidios ocurren en hombres, tan sólo con este dato, las autoridades deberían ponerse en acción: es urgente que las y los diputados locales generen una Ley de Prevención del Suicidio, para evitar el sufrimiento irreversible a las personas y sus familias: lo demás es simulación.
El caso de Michoacán
Hasta el corte de noviembre de 2022, y de acuerdo con datos de la propia Fiscalía General del Estado, se registraron 300 casos de suicidio (233 hombres y 67 mujeres), hecho que habla de la falta de políticas de prevención y atención para la población más necesitada.
Los municipios con mayor número de casos son Morelia con 81, Uruapan con 58; Zitácuaro con 37 casos; Zamora con 36; La Piedad con 26 casos; Jiquilpan con 23 y Apatzingán con 21 casos. Este también es un llamado de atención a las autoridades municipales, que prestan nula atención a este problema de salud pública que les afecta directamente a ellos y a las familias de esos municipios.
El mes de abril fue en el que se registraron más casos de suicidio, en tanto que el día domingo representó el día de la semana en el que más personas atentaron contra su vida.
Los jóvenes hombres de 18 a 30 años representan a la población más vulnerable a cometer este tipo de actos, por lo que considero que es justo ahí en donde se deben centrar las acciones gubernamentales de prevención.
¿Cómo se cometen los suicidios? En 208 casos, la muerte de las personas se concretó a través de la asfixia por suspensión o ahorcamiento; 34 envenenamientos; 20 personas atentaron contra su vida con un arma de fuego; 4 con un arma blanca; 4 saltaron de un lugar elevado; en tanto que 3 registraron asfixia por sumersión; 2 fallecieron quemados y una persona falleció por atropellamiento de tren.
En los últimos años, en la Asociación Mexicana de Psicología y Desarrollo Comunitario alrededor del 30 por ciento de las atenciones que han brindado los profesionales de la salud mental, han sido a personas con tendencias suicidas, aunque es importante subrayar que más allá de datos numéricos y estadísticas, se trata de personas, historias, vidas y familias que quedan destruidas debido a la falta de atención de las autoridades de gobierno.
Al final, Juan logró salir del círculo de depresión y dolor, actualmente es un profesionista exitoso, con residencia en otro país.
Hasta la próxima, que el tiempo es un río que nos lleva, pero somos el río