La Escritura Tangible de la Memoria

por Claudio Méndez Fernández

A mediados del mes de diciembre del año pasado asistí a la inauguración de la exposición Escrituras Tangibles, de la maestra Ioulia Akhmadeeva, coordinada por la curadora Marigel Valencia Colín. En aquel momento, el impresionante montaje de las piezas que forman parte de la exposición puso en evidencia que, detrás del producto final, su concepción, museografía y la forma en que fue realizada también eran algo digno de contarse.

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Por lo anterior, hace unos días coordiné un conversatorio con la maestra
Akhmadeeva y con Marigel Valencia, con el fin de que compartieran cómo nació la idea de Escrituras Tangibles y cómo se había montado una muestra con tantas aristas artísticas.

Escrituras Tangibles habla sobre la Memoria, abordada desde varios puntos de vista: familiar y comunitario, pero también geográfico y personal. Y lo pronuncia como sólo las artes visuales y la instalación pueden hacerlo: a través de una miríada de palabras transformadas en forma y color, utilizando para ello una sintaxis tanto bidimensional como tridimensional.

Tres años de trabajo

La redacción de Escrituras Tangibles abarcó tres años de trabajo para la maestra Ioulia Akhmadeeva. Un trabajo tan personal que condensa tres años de su vida deviene, sin embargo, en una expresión artística colectiva. Así lo manifestaron tanto la propia maestra Akhmadeeva como Marigel Valencia, quienes colaboraron de forma profesional ya no solo cercana, sino interconectada. Ambas pensaban en las mismas formas museográficas incluso antes de expresarlo verbalmente.

Pero no sólo eso: las veintiséis personas que participaron en el impresionante montaje de Escrituras Tangibles durante diez días también alcanzaron la conexión profesional y artística que la muestra exigía. Comprendieron el lenguaje en el que tenía que ser redactada la muestra y así lo hicieron, siguiendo al pie de la letra las palabras definidas en el diccionario artístico de la maestra Akhmadeeva y de Marigel Valencia.

El resultado sólo podía producir la serie consecutiva de sensaciones, emociones y experiencias estéticas que la muestra toda suscita. Cuando la actividad colectiva escribe con tal precisión los textos audiovisuales que se desean compartir, su lectura y comprensión no pueden sino mover y conmover. Mover a la reflexión sobre la memoria comunitaria y los recuerdos individualizados. Conmover por la veracidad y precisión de las palabras, que nos hablan de lo que fue, lo que nos fue legado en consecuencia y abre signos de interrogación sobre lo que habremos de
hacer con semejantes regalos.

Inauguración de Escrituras Tangibles

La inauguración de Escrituras Tangibles se transmitió de forma virtual, dadas las actuales circunstancias pandémicas (las cuales, dicho sea de paso, nos escriben también memorias para no olvidar). Por el mismo motivo la muestra, montada en la Sala Nueve del Palacio Clavijero, no es accesible presencialmente al día de hoy. Circunstancia que espero cambie para el mes de marzo, en virtud de que, como la propia maestra Ioulia Akhmadeeva afirmó: el montaje de Escrituras Tangibles, tal y como puede vivirse en el Palacio Clavijero, sólo puede ser lo que es en el Palacio Clavijero.

En estos tiempos de lecturas rápidas y aglutinamiento de la información,
Escrituras Tangibles nos invita a sumergirnos en la memoria profunda, la de largo plazo. Esa que bien vale la pena leer y releer en múltiples ocasiones, porque su origen no es la letra fácil y vacua. Es la exposición de los hechos, los datos y los motivos referentes a lo intrínsecamente humano.

Aquí el conversatorio:
https://www.facebook.com/watch/live/v=170466777922697&ref=watch_permalink