Por Rafael Calderón
Es gobernador constitucional de Michoacán Alfredo Ramírez Bedolla. Es, por legitima su aspiración, un político joven y ha mostrado vocación de servicio. Llega al puesto por la legitimidad de los votos obtenidos en las urnas y queda para el recuerdo la impugnación atropellada que impulsará la oposición. Es legitima la voluntad ciudadana y el triunfo en anhelo de un cambio profundo en el gobierno estatal se consuma de forma pacífica. Así lo deja en claro tanto la instancia receptora de los votos ciudadanos, al contarlos el Instituto Electoral de Michoacán (IEM), le otorga validez jurídica el Tribunal Estatal Electoral de Michoacán (TEEM) y la instancia federal del Tribunal Electoral del Poder Judicial de la Federación, a través de la Sala Superior, determina la validez de la elección para gobernador y confirman lo inevitable: la derrota de la oposición encarnada por el PAN, el PRD y el PRI. Ésta es celebrada por los ciudadanos, y de inmediato hace suyo el triunfo el partido de Morena y el PT. Lo siguiente es reconocer que llega al puesto de gobernador para encabezar la transformación política que vive el país, ahora le corresponde encabezar este proceso en Michoacán y consumar un esfuerzo político que finalmente alcanza el triunfo por la vía electoral, pero de manera pacífica, la legitimidad la otorga la misma ciudadanía. Así que tiene en su manos un voto de confianza que, por lo mismo, se esperaría no la defraude.
Así que el compromiso gubernamental que adquirió en las urnas Ramírez Bedolla es grande y es necesario resolverlo favorablemente. Así que debe ser el primero que está consciente de la situación y que puede darle vuelta a esa forma tradicional de gobernar: como reinventar un nuevo estilo, con fuerza, con el ejemplo y transformar y desterrar temas como la corrupción o la malversación de fondo públicos. La administración estatal se encuentra colapsado en lo económico, social y político. La violencia que se vive en varias regiones no es cualquier cosa, más bien, es grave. Es un tema que ocupa atención, sobre todo, respuesta inmediata. El tema de la educación está colapsada tanto por la falta de respuesta positiva de los profesores que no han dado clases, ni han regresado a las aulas después de la situación de la pandemia y de estos pareciera que lo suyo es estar en paro permanente, reiterado con distintas enfoque y engrosado con múltiples pliegos petitorios; el tema de la salud se encuentra en una crisis de proporciones graves y regionalmente hay poca atención, en la capital por mucho esfuerzo que haya favorable, casi es imposible atender todas las demandas; la burocracia estatal se encuentra paralizada y se agudizó con el brote de la pandemia, hasta la fecha, no se vislumbra que regresen a laborar bajo un esquema de la nueva normalidad para contribuir que Michoacán sea otro y muy diferente.
Asimismo, se sabe que Michoacán se encuentra en bancarrota. La deuda absorbe casi todo el presupuesto y los compromisos financieros que arrastra, son muy altos, ya registra índices históricos; la economía local se encuentra paralizada. Además, no hay que perder de vista que los programas de desarrollo e inversión en temas como la infraestructura son una nulidad. Por ejemplo, las carreteras estatales y federales en todo el territorio estatal se encuentran deterioradas, sin mantenimiento; falta mucho en este rubro. Porque la publicidad engañosa del que se va es tan alta que pareciera ejemplo de lo que nunca en este sexenio se ha realizado. Los desarrollos faraónicos no han existido más que en la publicidad gubernamental pagada con recursos públicos. Ya no hay pendientes sino errores acumulados. Las administraciones de los últimos 10 años, sin ir más lejos, carece de trabajo ordenado y resultados sólidos.
Así que si Alfredo Ramírez Bedolla quiere pasar a la historia en Michoacán como el gobernador de la 4T y marcar diferencia sustancial con respecto del hundimiento permanente. Primero, lo primero, es prestar atención al equipo en su gabinete y que lo acompañará. Es el punto de partida. Lo siguiente es ver que tarde o temprano presentará un plan de trabajo y deberá presentar entonces sí resultados y prestar atención a los programas inmediatos, de medianos y largo plazo. Ya que Michoacán esta sabido no ocupa un administrador de la estructura gubernamental y de los cargos públicos. Estos son un fin, el instrumento, para sentar las bases de una gobernabilidad que ya es urgente y se ha vuelto necesaria, para hacer la diferencia en los hechos y por los resultados ganarse un lugar excepcional. Por mucho que se diga que tiene interés en presentar un equipo plural e incluyente, sale sobrando todo, cuando el equipo que lo acompañe sean simples pagos de favores y les resuelve en lo individual la normatividad vigente: descobijar para arropar, es decir, dejar fuera grupos políticos e incluir otros grupos, ya sea de su propio partido Morena y de los demás partidos políticos. La visión y sello personal es que demuestre que cuenta con visión para sacar delante de la mazmorra en la que se encuentra Michoacán y darle un giro profundo a la administración pública que no ha dado resultados alentadores en el última década, en realidad, este es un tema que viene sucediendo desde años atrás. Porque los sueños de muchos políticos esta en alcanzar el puesto y avanzar y colocarse temporalmente para salir por las candidaturas de la agenda electoral y esto sucederá en el año 2024. Y si el equipo que acompañará, ahora que tomará posesión el 1 de octubre, está lejos del compromiso con su gobierno, pues lejos y muy lejos se encuentra para alcanzar logros sólidos.
El letargo en el que se encuentra Michoacán es muy alto y la nulidad de programas de desarrollo es franca, se encuentran retroceso y la administración pública es un estancamiento; la realidad es que ya es urgente ver respuestas adecuadas y salir al paso a ese letargo. Pero, es verdad, Michoacán tiene varios baluartes para salir adelante. Cuenta con un clima excepcional, un capital humano muy fuerte, sobresale por la organización social, etcétera. Los espacios universitarios son una herramienta de desarrollo y son el centro de encuentro con herramientas solidas que mejoren el desarrollo y otorgar visión a mediano y largo plazo. Para esto, como egresado Ramírez Bedolla de la Universidad Michoacana, sabe que puede ser el punto de encuentro con la historia y si se enlaza y retroalimenta tiene un punto de encuentro para alcanzar y consolidar la visión y el desarrollo necesario para reinventar un gobierno estatal con altura de miras. La interrogante mayor, ante el futro de Michoacán, es si lo logrará. Tiempo al tiempo. Hay fechas fatales: esas ya están a la vuelta de la esquina.
El nuevo comienzo que nunca empezó