por Ar Mendoza
Sin duda en Michoacán tuvimos una elección sui generis, donde a juicio de su servidor continuó triunfando la simpatía y la aprobación por Andrés Manuel López Obrador. Pero siendo Morena uno de los mayores perjudicados, algo que pareciera no tener sentido. Puesto que el uno y el otro tendrían que ir de la mano. Sin embargo, lo cierto es que la división y las fracturas internas terminaron por ceder el poder a una alianza que, en lo ideológico, nunca tuvo ni pies ni cabeza. Esto en algunos municipios y en el Congreso del Estado.
Y es que, justamente tratando el tema de la alianza, imagínense a un candidato a la gubernatura del Estado que tuvo casi un mes de ventaja para hacer campaña. Y que nomás nunca levantó. Un aspirante que fue inflado por el marketing. Y que nunca tuvo una identidad propia: no sabía si actuar conforme a las normas conservadoras del panismo o bajo los rígidos estatutos de un priísmo que cada vez pierde más adeptos. Esto debido a los intereses cupulares.
No obstante, la alianza ganó un sinfín de Ayuntamientos, de distritos locales y federales, pero no por lo que hicieron, sino por lo que Morena dejó de hacer. Tal es el caso de diversos municipios, en donde los descontentos emigraron a otras organizaciones políticas. Dividiendo así el voto de Morena en tres o a veces hasta en cuatro.
Voto dividido
Las diputaciones locales y federales en la capital michoacana son el fiel reflejo de lo que pasó en los comicios: un voto dividido y en algunas ocasiones hasta de castigo. Ya que en las elecciones del 2018 Morena obtuvo la victoria en los dos distritos federales y en los cuatro locales. Pero esta vez solo lograron un reñido triunfo en el Distrito 16. Esto de la mano de Juan Carlos Barragán. Lo anterior fue replicado en casi todo el Estado.
De igual manera los partidos políticos satélites de Morena posiblemente no lograrán ni conservar su registro en Michoacán. Siendo el gran perdedor Cristóbal Arias Solís, al no lograr ni el 2.5% de la votación, quedando por debajo de Hipólito Mora del PES, Juan Antonio Magaña de la Mora del Partido Verde y de Mercedes Calderón de Movimiento Ciudadano. Sin embargo es de sorprender, ya que el propio Senador con licencia presumía encabezar todas las encuestas al interior de Morena. Esto rumbo a la gubernatura de Michoacán, hace no más de cuatro meses.
De Redes Sociales Progresistas ya ni hablamos; un instituto político sin pies ni cabeza. Su candidato a la gubernatura, Abraham Sánchez, declinó a favor del proyecto de Alfredo Ramírez Bedolla. Y su dirigente estatal declinó a favor de Carlos Herrera Tello. ¿No se suponía que dicha organización política respaldaría las decisiones de la Cuarta Transformación, y no viceversa?
El PES y el PVEM
El Partido Encuentro Solidario, aliado de Morena, sin duda tuvo un buen candidato a la gubernatura de Michoacán. No obstante, su agenda y su discurso conservador no fueron de la simpatía del electorado. Cayendo incluso en alusiones despectivas, racistas y xenófobas. Por lo que, por segunda ocasión, podría no alcanzarle para conservar su registro en el Estado.
El Partido Verde Ecologista de México, también aliado de Morena, supo colocar perfiles ciudadanos idóneos. Lo que podría representar un partido bisagra para los intereses de la Cuarta Transformación en la Cámara de Diputados. Sin embargo, sabemos que dicho instituto político suele venderse muy caro y al mejor postor. Por lo que yo no lo llamaría un aliado fiable del proyecto transformador.
Así pues, el recuento de los daños dentro de los comicios del pasado 06 de junio dibuja un Morena que, a nivel nacional, ganó 11 gubernaturas de 15. Pero que en Michoacán no logró conservar la capital ni la mayoría dentro del Congreso local. Por lo que dicho instituto político tendrá que reconfigurar su estrategia. Ya que la derecha, de la mano del Frankenstein PRI-PAN-PRD podría llegar a ser un contrapeso importante de cara a la elección presidencial del 2024.