Por: Ar Mendoza
En México la política siempre ha estado ligada con el medio del espectáculo, lo anterior responde a que el sector que toma las decisiones desde distintas trincheras del país no subsistiría sin los medios de comunicación masivos, sobre todo aquellos que consume el grueso de la población como lo han sido hegemónicamente Televisa y Tv Azteca.
Con la llegada de las plataformas de streaming tuvimos la esperanza de que las dos televisoras anteriormente mencionadas, fueran extinguiéndose de a poco, o al menos cambiando su contenido por uno más enfocado a la culturalización positiva de la sociedad.
No obstante, en el ranking de Netflix en México, siguen apareciendo los mismos contenidos telenovelescos que rememoran a las emisoras y a su contenido “chatarra”, solo que ahora con un enfoque “millennial” y “centennial”, intentando atrapar a nuevos consumidores.
En el sexenio pasado, México enfrentó una etapa oscura encabezada por el expresidente Enrique Peña Nieto, un personaje que fue vendido como el típico “galán” de telenovela a través de los programas de revista, incluso formando una historia de “amor” con la actriz, Angélica Rivera, fabricando así un interlocutor ficticio, pero con mucho poder.
Hoy en día las cosas funcionan de manera diferente a como marchaban hace seis años, puesto que las redes sociales han tomado un rol importante dentro de la opinión pública, tanto es así que según datos de Global Overview del 2021, México tiene 92.01 millones de personas conectadas a internet y 100 millones de perfiles activos en redes sociales, por lo que algunos usuarios poseen más de una cuenta.
Los políticos cambiaron los programas de revista por los likes, las reacciones y las interacciones dentro de sus plataformas sociales, sin embargo, el contenido de algunos sigue siendo prácticamente lo mismo, un compendio de cosas irrelevantes para la sociedad que solo demuestran la superficialidad dentro de algunos sectores de la política mexicana.
Ningún partido político se salva, pero el caso más relevante es el de Movimiento Ciudadano, el cual funciona más como una agencia de marketing, que, como un instrumento de participación ciudadana, siendo quizá el mayor generador de productos chatarra dentro del ámbito democrático. Si no me creen échenle un ojo a Samuel García, Mariana Rodríguez, Paquita la del Barrio y su última adquisición; Roberto Palazuelos como candidato a la gubernatura de Quintana Roo.
Si llegaste hasta este punto, seguro estarás pensando que son ciudadanos y por ende tienen derecho a votar y ser votados, pero pareciera que a algunos partidos políticos sólo les interesa ganar elecciones a través de figuras mediáticas que poco o nada abonan a la construcción de un México mejor, justificándose con ser promotores de la democracia.
En conclusión, podemos manifestar que la política mexicana se parece cada vez más a un reality show, que a un contraste de ideas entre ciudadanos preocupados por el bien común.
El abuso transnacional y las revoluciones modernas