Por Rafael Calderón
Cuarta parte de cuatro
Por lo que quiero decir que el panorama de este recorrido por los autores que han merecido el Premio Estatal de las Artes “Eréndira” estaría incompleto si dejará de lado que este año, quien lo recibe, es José Luis Rodríguez Ávalos. Pero sucede que es el mismo año que está cumpliendo 75 y de éstos lleva más de medio siglo dedicados a la promoción artística y cultural.
Es Rodríguez Ávalos por su larga trayectoria un mentor afortunado que ha publicado varios michoacanos de distintas generaciones y épocas en su ya mítica colección literaria. Lo ha hecho para confirmar que es importante promover la tradición literaria. Son varias las generaciones que bajo su proyecto editorial han alcanzado el encuentro con su primera publicación. De esto no estoy exento. Él fue quien por primera vez publicó una plaqueta mía y ese encuentro sucedió como determinante para mi vida al publicarme Rayo de luz en tierra ajena el 2002. Lo editó con esa suerte o azar de que, primero, la difusión del poema y después, deja a la suerte de uno mismo si seguiría escribiendo o termina por otorgar un apoyo decisivo y para mí fue esta edición decisiva. Por lo que hay que recordar esa colección de poesía ya es mítica también fundacional pero aún no está escribe su historia editorial.
En el campo de la literatura si se trata de encontrar a José Luis Rodríguez Ávalos escasea muchísima información de su propia obra, prácticamente ésta no está accesible, hay que buscarla, en particular, sus poemas; en general, toda su creación literaria; la dramaturgia por fortuna existe, la bibliografía enumerativa, hasta ahora se encuentra consignada en el Diccionario de Autores Michoacanos y en el catálogo editorial del Colectivo Artístico Morelia.
La mirada alrededor de lo que acumula por medio siglo de actividad, el encuentro con sus grandes líneas históricas, lo han llevado a la promoción cultural, la difusión de las nuevas voces de la poesía michoacana y ser autor él mismo de una obra literaria dispersa pero que raya en el anónimo estilo y resumir que práctica múltiples géneros literarios. Ante lo inevitable hay que buscar rehacer parte de su bibliografía. Después de todo es un autor que compacta su presencia diaria por la ciudad de Morelia, su condición de hacedor de programas radiofónicos, como Ex Libris que lo lleva al encuentro de una pasión: la promoción de la lectura. Es suya esta credencial que desarrolla y matiza por su personalidad que dice, hay que leer muchísimo, escribir poco, parafraseando a Gabriel Zaid; el resumen lo ha marcado por su célebre columna: Espacio para un libro que está por llegar a las mil entregas. Y si partimos de su multifacética enmienda por su pasión literaria Rodríguez Ávalos es poeta, narrador y dramaturgo; director de teatro, promotor cultural y editor; musico, asimismo, guionista y productor de radio y televisión; algo inimaginable, su permanente cercanía con la ciudad donde radica, pues hay que recordar que nació en Guadalajara, el 16 de agosto de 1947. Por fortuna de la vida cultural radica desde siempre en Morelia.
Llegó a Morelia en 1962 a estudiar en la Escuela Popular de Bellas Artes de la Universidad Michoacana. Y la fecha clave de su trayectoria de promotor cultural registra que por el año de 1974 fundó El Colectivo Artístico Morelia, la otra pasión determinante de su vida como reacio impulsor del promoción de la lectura y consolida su quehacer a través del programa radiofónico Ex Libris que desde 1978 coordina.
Parte de esto se encuentra en el Diccionario de Autores Michoacanos que coordinado José Mendoza Lara y donde señala con tino: “Su destino como artista y su vocación como promotor cultural se fusionan y cobran integridad en la ciudad de Morelia”. Así, su pasó por el Conservatorio de las Rosas, donde estudia piano, y de su ingreso a la Escuela Popular de Bellas Artes “lo llevan a concebirse como artista y se afana en preparase”. Después de todo: “echa a andar un proyecto que le ha apasionado toda su vida: hacer de la lectura el modus operandi de la acción artística y social de la colectividad. Se entiende aquí a la lectura no como la acción de comprender lo que contienen los libros, que es una limitación favorecida generalmente, sino la acción de penetrar en la realidad, desmenuzarla, comprenderla, apropiarse de ella y transformarla de acuerdo a las necesidades de cada quien y de la sociedad misma”. Pero, tomando en cuenta que por su larga pasión de literato, José Luis Rodríguez registra su tronco común por la promoción de la lectura, pues para él “leer significa comprender, se convierte en leit motiv de todo el accionar del Colectivo Artístico Morelia y los programas de radio, las ediciones, conferencias y charlas, congresos, espectáculos y talleres dan validez a una búsqueda de lectura de la realidad, compatible con nuestra contemporaneidad”. El objetivo -en su caso-, más bien fundamental es lograr la concientización cultural en su expresión más amplia.
Así que la invitación a leer parte de los poemas de José Luis Rodríguez Ávalos es punto de encuentro: “Silencio: “Por favor/ no digas nada/ es la palabra un estorbo/ que se lleva/ sorbo/ a sorbo/ las luces de tu mirada./ No puede ser comparada/ tu presencia/ en embeleso del mundo/ sólo por eso/ este instante será eterno/ nos librará del infierno/ el silencio en que estoy preso”; y, finalmente, por estas “Decimas: “Un trozo de cielo agita/ las nubes que lo circundan;/ las olas del mar se inundan/ de golpes/. ¿Quién limita?/ La letra sola se irrita/ si no expresa cabalmente./ ¿Será la letra inocente?/ vive en la literatura./ Si es michoacana…/ ¿es pura?/ Es, según yo, letra ardiente”. “La letra urde palabra,/ letra y palabra/ se enlazan,/ a su destino/ se abrazan/ con sutil abra-cadabra./ Así el sentido/ se labra/ inventándose primera,/ soñándose cual quimera/ libre de soga, atadura/ que en esta sutil premura/ este día hace frontera”. “Letra/ palabra/ escritores/ santa trinidad contrita,/ aire de palabra escrita/ busca los tiempos mejores./ Esa ansiedad de valores/ de lejanías,/ de ayuno,/ de un Trino que es solo uno/ en un camino de fe,/ de lo demás solo sé:/ nació el siglo veintiuno”.
Así, termino afirmando que, la senda de la obra literaria de José Luis Rodríguez Ávalos, es trino, la escritura, y su letra, ardiente: palabra viva, fuego, su escritura.