En el aniversario 11 del Movimiento, Sicilia leyó un posicionamiento acompañado de algunas víctimas locales y de otros estados
México. 28 de marzo de 2022.- El poeta Javier Sicilia Zardaín, fundador del Movimiento por la Paz con Justicia y Dignidad, dijo que a 11 años del asesinato de su hijo Juan Francisco y seis personas más, “ya hemos dicho todo, ya no hay nada qué decir frente a la degradación moral, el horror y el caos” que persiste en el país, porque la clase política traicionó a las víctimas y al país.
En el aniversario 11 del Movimiento, Sicilia leyó un posicionamiento acompañado de algunas víctimas locales y de otros estados del país, en el que dijo que después de todos estos años “no sabemos ya qué decir”.
“Hemos caminado el país entero y la franja este de los Estados Unidos dando voz a las víctimas. Hemos hablado con Felipe Calderón, Enrique Peña Nieto y Andrés Manuel López Obrador” y nada.
Hemos hecho, dijo, “propuestas para hacer seria y verdadera política de verdad y justicia que nos conduzca a la seguridad y a la paz que el país perdió”. También dijo que se ha llamado a la articulación de las agendas de los movimientos feministas, los pueblos originarios y los movimientos de víctimas, “pilares de la dignidad y la resistencia en el país”.
Dijo que a lo largo de 11 años la simulación, la impunidad, el desprecio y la traición se mide “con el sufrimiento de más de 350 mil de nuestros hijos e hijas asesinadas, más de 100 mil de ellas y ellos desaparecidos; más de cuatro mil fosas clandestinas descubiertas; se mide con decenas de miles de cuerpos sin identificar apilados en los Semefos y en tráileres, con regiones enteras tomadas por la violencia, con cientos de miles de desplazados, con incontables madres y padres que con su dolor a cuestas no dejan de rascar la tierra en busca de sus hijos”.
Hizo un recuento de “las desgracias”: las mentiras que se repiten día tras día, la prensa tratando la tragedia como nota roja, la frivolidad y la banalidad, las redes sociales contaminadas de lenguaje soez y primitivo, los destazaderos humanos, “cuando lo importante es la última pendejada de López Obrador y todo se transforma en una pugna por la administración del infierno”.
Además, “cuando las luchas feministas, las de los indígenas y las de nosotras las víctimas, se dividen en agendas y no somos capaces de unirlas en una voz y una gran movilización para detener los feminicidios, los asesinatos, las desapariciones, las masacres y los asedios a los pueblos originarios”, y cuando crímenes como los de Ayotzinapa se usan como moneda política, “no sabemos ya qué decir”, sostuvo.