Desde la publicación de la convocatoria para renovar la dirigencia y secretaría general del PRD en Michoacán, las fuerzas políticas al interior del instituto político se pusieron tensas y nerviosas. Y es que por primera vez en muchos años el partido tendría un proceso democrático para elegir a sus dirigentes, es decir, no habría la imposición de las cúpulas políticas que designaban al dirigente. Esto por supuesto que asustó a algunos perredistas desacostumbrados a las prácticas democráticas.
Ni hablar, las reglas del juego estaban puestas en la mesa y los aspirantes a dirigir el PRD comenzaron a hacer política, es decir, a buscar a las y los consejeros del partido, visitarlos, platicar su proyecto y convencerlos de que eran la mejor opción para el partido.
Mientras esto ocurría, también hubo presiones para “convencer” a algunos consejeros de votar por alguna de las opciones. Bueno incluso trascendió que una priista también realizó llamadas para echarle la manita a uno de los aspirantes…
Llegado el día de la elección, los números de votación estaban cerrados y no mostraban triunfo avasallador para nadie, era ligeramente a favor de Octavio Ocampo Córdova, quien fue diputado local y se encontraba punteando las preferencias, sin embargo la moneda estaba en el aire, todo podía pasar en la votación. El Consejo que estaba convocado para desarrollarse en la mañana de este domingo se fue prolongando, porque entre otras cosas no había acuerdo para el método de elección del mismo: votación abierta o secreta.
Por un lado, unos pedían que la decisión fuera a mano alzada, mientras que otros voto libre y secreto, esto para evitar que las presiones políticas obstaculizaran el ejercicio democrático.
Finalmente se realizó una votación indicativa en la que Octavio Ocampo resultó favorecido con 45 votos, arriba de Guadalupe Aguilera, que obtuvo 37 votos. Así las cosas, y ya entrada la tarde, se realizó el consejo electivo para refrendar el triunfo de Octavio como presidente de la Dirección Estatal del PRD y dejar a Guadalupe Aguilera como secretario general.
Ambos conformes de los resultados y de la decisión del Consejo, tomaron protesta. Sin embargo aún quedaba pendiente la Secretaría de Asuntos Electorales, que también estaba acéfala, para la que sólo se presentó una propuesta: Luis Manuel Magaña, procedente de Uruapan y quien al ser el único aspirante a ocupar el cargo fue electo con el voto de los consejeros, pues las consejeras, en su mayoría, votaron en contra.
Minutos más tarde, Magaña tomó protesta como secretario del Comité Estatal, y sin más intervenciones, la sesión del Consejo Estatal concluyó.
Aún y cuando el PRD se arriesgó a un ejercicio democrático que resultó en la unanimidad de las decisiones tomadas, hubo quienes no salieron conformes y despotricando salían de la sede de la sesión. Y es que hacía años que en el partido no se lograba un proceso en el que las consejeras y los consejeros tuvieran pudieran ejercer plenamente su derecho de decidir el destino del partido a través del voto.