Desigualdad espacial

Por Hugo Rangel Vargas


El archimillonario Jeff Bezos ha logrado llevar a un viaje espacial comercial a sobrevolar la línea de los 100 kilómetros sobre el nivel del mar, esto en un vuelo que duró casi 11 minutos a bordo de la nave New Shepard, propiedad de su compañía Blue Origin. El norteamericano alcanzó este logro el pasado 19 de julio y subastó un asiento a su lado, mismo que alcanzó una puja de 28 millones de dólares.


Una semana antes del CEO de Amazon, el británico Richard Branson hizo lo propio a bordo de la nave VSS Unity de su empresa Virgin Galactic, quien voló cerca de la línea fronteriza con el espacio exterior, a unos 86 kilometros sobre el nivel del mar, alrededor de 90 minutos y al alcanzar la ingravidez, permaneció unos minutos en vuelo antes de iniciar el descenso. Esta empresa ha vendido boletos para viajes espaciales con un costo entre 200 y 250 mil dólares.


Por su parte el magnate Elon Musk, se encuentra colaborando con la NASA para colocar la primera misión espacial tripulada por civiles a través de su compañía Space X, pero ha anunciado que próximamente viajará al espacio exterior adquiriendo un boleto de Virgin Galactic.


Mientras la nata de millonarios mira al espacio, en el mundo terrenal, millones de seres humanos padecen pobreza, miseria y exclusión. La fortuna de estos tres magnates, valuada en aproximadamente 368 millones de dólares, equivale prácticamente al producto interno bruto de Hong Kong y a una quinta parte del de México. Estas cifras pintan un mundo en el que los 8 individuos más ricos del mundo poseen la misma riqueza que la mitad más pobre de la población.


El Covid-19 ha agudizado estos desequilibrios. OXFAM presentó en enero del presente año un estudio lapidario que da cuenta que “Desde el inicio de la pandemia, la fortuna de los 10 hombres más ricos del mundo ha aumentado en medio billón de dólares, una cifra que financiaría con creces una vacuna universal para la COVID-19 y que garantizaría que nadie cayese en la pobreza como resultado de la pandemia.”


La carrera espacial que han comenzado Bezos, Branson y Musk es solo la punta de un iceberg que se está convirtiendo en una moda de ciencia ficción entre los millonarios del mundo. Empresas como Astra Space – dedicada a lanzar satélites desde la iniciativa privada- ya están en el mercado de valores y se han agregado a la visión de un espacio exterior privado.
La frivolidad, el ego y la pose se encuentran detrás de la visión de una industria turística espacial privada y su impacto sobre la ciencia y la tecnología son limitados; esto debido a que las agencias espaciales del mundo entero llevan años realizando expediciones mucho más complejas.


Mirar al cielo y soñar con llegar a él parece ser hoy más que nunca un privilegio reservado para una cúpula de individuos que se han encumbrado a costa de la exclusión de millones. Cada paso que ellos dan más allá de la tierra, es una bofetada que visibiliza las desigualdades espaciales que se viven en nuestro mundo.

El fetichismo de la libertad de prensa