Conforme pasan los años, se teme que la vida sexual de las personas y las parejas disminuya o pierda interés, ya sea por el aspecto físico, situación emocional o condición de salud, pero ¿Acaso las personas mayores dejan de sentir pasión, exitación por otra persona? El psicólogo Ricardo Iacub, especialista en psicología de la vejez define el erotismo como la forma en que una cultura representa el deseo, el goce sensual y el amor desde ciertos esquemas socioculturales.
Históricamente se ha ligado al erotismo con otros elementos, como son: la juventud, la heterosexualidad, el coito y la función reproductiva como componentes inseparables. Esta visión ha limitado la forma en cómo se concibe socialmente, pues genera la exclusión de quienes no se insertan en esos parámetros, como son: las personas que tienen una orientación sexual distinta a la heterosexual, personas que viven con discapacidad y/o dependencia funcional y personas mayores.
La estigmatización que se ha hecho sobre la vejez ha originado una serie de prejuicios negativos a nivel biopsicosocial que han limitado el goce erótico en la vejez y han generado una imagen asexual de las personas mayores. Estas ideas se insertan en una visión reduccionista que asume a la vejez como una etapa deficitaria en la cual el goce erótico no es posible debido a:
La pérdida de la función reproductiva
Cambios fisiológicos y en la salud
Pérdida de la funcionalidad
Desinterés sexual y ausencia de deseo como algo propio de esta etapa
Imposición de roles sociales
Mirar el cuerpo envejecido como no deseable o antiestético (por la aparición de arrugas, canas, pérdida en el tono muscular, entre otros)
Esta perspectiva que limita e invisibiliza el erotismo en la vejez ha propiciado que incluso algunas personas mayores piensen que “no pueden”, “está mal” o “no están en edad” de sentir deseo, demostrar afecto, autoerotizarse, intimar y/o sostener relaciones sexuales.
El goce erótico y su relación con el género
La forma en la cual se socializa el erotismo en la vejez tiene marcadas diferencias en función del género. Las expresiones eróticas en hombres mayores se perciben socialmente como algo “normal”, incluso se aprecia con cierta naturalidad que un hombre mayor sostenga relaciones amorosas. Por otro lado, el erotismo femenino suele impregnarse de una serie de valoraciones machistas que limitan las expresiones, el goce y el placer de las mujeres mayores, ubicándose como tema Tabú, a su vez, se ha ligado la existencia de lo erótico en función de la presencia de una pareja, por lo que muchas mujeres mayores anulan o limitan el erotismo, porque se piensa que al morir la pareja o no sostener una relación amorosa, la vida erótica concluye.
Es importante desvincular el erotismo de aquellas ideas que limitan su ejercicio en la vejez y comprenderlo como un componente inherente a la condición humana, mismo que se encuentra presente a lo largo del curso de vida de cada persona y cuya expresión dependerá de la personalidad, gustos, necesidades, preferencias, orientación sexual, identidad de género y condición de salud de cada persona mayor.
Erotismo en la vejez, importante para el bienestar integral
El goce erótico tiene un gran impacto en la salud física, mental y emocional de las personas, por esta razón se considera un elemento esencial que conforma el bienestar integral. Habitualmente se liga al erotismo con la sexualidad, no obstante, existen otros elementos que lo conforman como:
La sensualidad
La excitación
El goce estético, aquello que resulta estimulante a la vista
El goce sensorial, aquello que genera placer a los sentidos, a través de la vista, el tacto, el olfato, el gusto, el oído
El deseo, goce y placer sexual
El deseo, goce y placer genital
El autoerotismo y autoestimulación sexual a través de la masturbación y/o el uso de juguetes sexuales.
De esta manera, la forma en la cual las personas mayores expresen e integren el erotismo en su vida cotidiana dependerá de sus gustos, necesidades y singularidades. No hay una forma única de vivir el erotismo en la vejez.
Erotismo y condición de salud
Existen circunstancias que pueden impactar en el estado de salud de las personas mayores, como son la presencia de enfermedades crónico-degenerativas, cambios físicos a nivel genital por razones diversas (pérdida en la calidad de las erecciones, disminución de la lubricación vaginal), cambios en el comportamiento por trastornos neurocognitivos (deterioro cognitivo, demencias), discapacidad, pérdida de la funcionalidad, entre otras; sin embargo, éstas no deben ubicarse como un obstáculo que limite el goce del erotismo.
Si se presentan alguna de estas circunstancias es importante que se consulte con profesionales de la salud sobre la forma adecuada y segura de realizar prácticas eróticas que no comprometan la salud de la persona mayor.
Para fomentar el goce erótico y sexual en la vejez se recomienda:
Visibilizar, nombrar y hablar acerca de aquello que nos genera gozo y placer
Propiciar espacios personales de intimidad donde se dé oportunidad a la autoexploración y autoestimulación
Si existe pareja hablar acerca de los gustos, deseos y necesidades mutuas
Hacer uso de juguetes sexuales de manera individual o en pareja
Utilizar lubricantes que faciliten la estimulación genital
Mantener relaciones sexuales seguras a través del uso de preservativos (pueden ser masculinos o femeninos) para prevenir el contagio de enfermedades de transmisión sexual (ETS).
Reconocer y hablar del erotismo en la vejez es necesario para erradicar la representación negativa en torno a esta etapa, para así, transitar hacia una visión compleja que visibilice este componente como un derecho y como parte esencial del bienestar integral para un envejecimiento saludable.
Su aliento es como miel aromatizada con clavo de olor;
Su boca, deliciosa como un mango maduro.
Besar su piel es como probar el loto.
La cavidad de su ombligo oculta acopio de especias.
Qué placeres yacen después, la lengua lo sabe,
Pero no puedo decirlo.