Una obra pintada en un muro de la comunidad de Cherán fue agredida por pobladores de esa comunidad indígena del estado de Michoacán.
La obra fue realizada por el artista plástico Francisco Huaroco Rosas como un homenaje al músico Irepan Rojas, fallecido recientemente, y a su padre, el doctor Irineo Rojas, oriundo de la comunidad de Cherán, también ya fallecido.
En el accidente que provocó el fallecimiento del músico, también murió una pareja que se dirigía a Cherán a una fiesta. Son algunos integrantes de la familia de este matrimonio quienes advirtieron al autor del muro de que no hiciera la obra. De acuerdo con el artista plástico, en la calle hay diferentes obras y la única que fue agredida es la obra en la de homenaje a estos dos michoacanos.
“Respeto la postura que tal vez esta familia tiene, también la respeto porque ya me lo habían hecho saber, me lo habían advertido, me dieron a entender que no debería pasar, que no debería hacer eso tal vez, pero es un asunto de familia. Es un asunto familiar. Para mí no es como que el pueblo de Cherán esté en contra de ellos ni en contra del doctor Irineo ni en contra de Irepan. Es un asunto de un disgusto de una familia”, explica Francisco Huaroco en entrevista.
Adiós a la obra
El propio autor, ante las dos agresiones que recibió la obra dispuesta en la calle, decidió borrarla. Incluso pudo charlar con integrantes de esa familia quienes dejaron en claro que se trataba de sólo algunos integrantes los que estaban en desacuerdo con la obra.
“Realmente causó revuelo a nivel estatal, realmente fue muy mencionado ese trabajo. Propiamente yo me quedo conforme con lo que realicé con mi idea que yo expresé. Me quedo completamente conforme con el trabajo que hice relacionado tanto con el doctor Irineo y a un lado con su hijo Irepan Rojas, el filósofo y músico”, expresa el autor.
Huaroco Rosas defiende que el trabajo artístico para nada busca ofender, por el contrario, se trata de reconocer el trabajo de dos personajes importantes para la vida purépecha en los últimos años, pero confirma que desde que comenzó la obra en la calle recibió advertencias para que dejara de hacerlo.
“Cuando estaba pintando el muro, me llegaban algunos mensajes de manera personal donde algunos decían que no había que hacer ese reconocimiento por ellos, que no había manera de justificación de por qué un muro para ellos”, afirma en entrevista.
Aunque ya la obra no existe porque el propio autor decidió borrarla por respeto a quien pudiera sentirse agredido, el autor dice que está convencido de haber hecho lo correcto, ya que se trató de hacer un homenaje al combinar los rostros de Irepan Rojas y su padre, don Irineo Rojas.
“Creo que esa parte de fusionar, la chispa, que se me dio en la cabeza, fue muy importante, fue algo que para mí personalmente como cuestión creativa me dejó una satisfacción muy importante”, relata el autor.
El autor insiste en que no se puede hablar de un odio generalizado en contra de estos personajes relevantes en la cultura purépecha. Se trata de un conflicto humano derivado de un rencor natural de una sola familia ante una tragedia como lo fue el accidente automovilístico.
“Estamos todos como artistas, y sobre todo haciendo arte urbano, expuestos a que pasen este tipo de cosas”, afirma Francisco Huaroco.