Por Viridiana López
Para México y las mujeres de este país el siguiente año marcará la historia política. Todo apunta que sí o sí quien llegue a la silla presidencial será una mujer, ya sea la postulada por la Cuarta Transformación o por el bloque opositor.
Aunque todavía escuchamos voces que dicen, “México no está preparado para ser gobernado por una mujer”, nada más equivocado, porque no sólo las encuestas indican que las preferencias electorales son hacia las mujeres que se perfilan hacia la candidatura presidencial, sino que cada día hay más voces, sobre todo femeninas que anticipan que su voto en 2024 será para una mujer.
De seguir así, los partidos políticos tendrán que impulsar más mujeres a los cargos de elección y en Michoacán para 2027, postular candidatas al gobierno del estado.
Si bien en México se han dado pasos agigantados en cuanto a participación política de las mujeres, y hemos logrado un Congreso Paritario, se aproxima un año electoral 2024 en el que las mujeres ganarán más escaños electorales en, presidencias municipales, gubernaturas, diputaciones locales y federales y, senadurías. Además de la integración de gabinetes paritarios.
Si bien, la llegada de las mujeres por ser mujeres no es una garantía de la implementación de políticas públicas con perspectiva de género, legislaciones a favor de los derechos de las mujeres y acciones gubernamentales con este enfoque, es muy importante su arribo al poder, porque en México de las 128.9 millones de personas que habitan el país, 67 millones son mujeres, es decir, el 52% de la población, lo que se traduce en una representación real de la mitad de la población.
El impacto no sólo reside en el porcentaje de población, sino en qué está pasando con las mujeres en México, y un punto a resaltar es que cada vez son menos las que permanecen en casa solo para cumplir el rol de amas de casa y madres, los datos del INEGI nos muestran que cada vez son más las que contribuyen al desarrollo económico del país y la tendencia continúa.
“La participación de las mujeres en las actividades productivas ha sido estable, de acuerdo con los tres últimos censos económicos. En 2008, su ocupación representó 39.9 % del total reportado; en 2013, se incrementó a 41.1 % y, en 2018, se ubicó en 41.3 por ciento”.
Considerando estos datos, los retos de la próxima presidenta, las legisladoras, alcaldesas y servidoras públicas será poner en el centro los derechos de las mujeres, cerrar la brecha salarial entre mujers y hombres, erradicar la violencia por razones de género, es decir, trabajar para lograr la equidad y justicia económica, social y política en México, porque además es parte de los objetivos del Milenio que los países miembro de la ONU están comprometidos a alcanzar y el tiempo se agota.
Trabajar y unir esfuerzos más allá de colores partidistas, porque en este país, la brecha salarial y de ingresos entre hombres y mujeres aún existe y urgen acciones para lograr la equidad.
El Instituto de Investigación en Política Pública (IMCO) reveló que en 2020, una mujer que trabajaba en la formalidad ganó en promedio 42% más que una mujer ocupada en la informalidad (8 mil 333 pesos en comparación con 4 mil 821, respectivamente), pero 13% menos que un hombre empleado en el sector formal.
En fin la primera presidenta de México no sólo marcará la historia del país por ser la primera en ocupar la silla presidencial, también, sí tiene compromiso con las mujeres, sería la primera en lograr la justicia y equidad que reclama la mitad de la población, y en consecuencia podría alcanzar un país con más bienestar, menos violencia y mayor desarrollo.
Por el bien de todos la patria es primero: Noroña es pueblo