Por Rafael Calderón
Tercera parte de cuatro
Es, sin reserva, el ámbito de la literatura un motivo sobresaliente el Premio Estatal de las Artes “Eréndira” y de lo que se ocupa son acciones para analizar la obra de los autores que han merecido, cada uno a su manera, es un escritor que permite reconocer que incentivar su obra y puede generar lectores, y puede ser parte de una política cultural amplia e incluyente y destacar su trayectoria.
Por ende, hay que incentivar suceda el encuentro con la obra o elogiarlos o mejor leerlos y llegar al encuentro de su lugar pero que suceda como auténtico ejemplo de esa profundo pasión que despierta la lectura, ordenar bajo esta perspectiva y así saber cuál es el lugar que ocupan estos autores entre los lectores. Para quienes quieran conocen la obra, situar su verdadera dimensión literaria y humana, por generaciones de jóvenes lectores y estudiantes, se inicien en la lectura, y los puedan conocer por poseer una obra valiosa, saber su referencia, si no se les ha publicado con la amplitud que merecen, pues, que sea la ocasión con una colección auspiciada por el Premio como fruto de las acciones y ordenar y difundir permanentemente por un programa editorial, por ejemplo.
Entre 2005 y 2015 lo han recibido en el ámbito de la literatura Homero Aridjis (2005); Gaspar Aguilera Díaz (2008); Luis Girante Martínez (2012); Francisco Elizalde García (2013) y Francisco Miranda (2015). Para este año 2022, finalmente, se rompe la sequía, y lo recibe José Luis Rodríguez Ávalos. Cada uno por su obra, trayectoria, reúne particularidades, manifiestan su creación literaria, muestra una síntesis reveladora de su escritura: cuatro prioritariamente escriben bajo el género de la poesía.
Así que hay que iniciar por situar la trayectoria de don Francisco Miranda, estudioso e investigador del Colegio de Michoacán. Empezar por recordar su célebre edición de La relación de Michoacán y decir una vez más que es el primero que señala en una publicación de alcance nacional que el autor de ésta es Jerónimo de Alcalá: pone punto final a las ediciones de ésta compilación por autor anónimo. Por ésta arroja luz sobre el origen y tradición prehispánica de los antiguos michoacanos y él mismo la estudia y la difunde con un carácter más bien literario: la saca de los espacios académicos y los pulpitos entre historiadores sin que esto sea malo y por el contrario para hacer posible que su legado masivamente sea una obra leída por un amplio número de lectores. Sus cartas de especialista en historia colonial y prehispánica de Michoacán permiten recordar que aporta estudios profundos para la compresión de mitos y creencias y costumbres de las culturas antiguas de Michoacán. Su estudio de las láminas de La relación de Michoacán es de gran trascendencia; señero el título de su autoría basado en la visión poética de ésta: Monumentos literarios del Michoacán prehispánico y por estas reflexiones termina por presentar una literatura viva, en movimiento, pero en todo momento respeta las voces indígenas.
El siguiente, por donde se mire, es Homero Aridjis gran poeta, destacando sus poemas largos por esa pasión lírica con algunos títulos de su primera época: Mirandola dormir o Perséfone. En la madurez de su escritura sobresale Tiempo de ángeles: epígono de su modernismo lírico. De este existen tres ediciones individuales: ambas, con un perfil editorial que se antoja determinante: los poemas llevan al encuentro de una tradición literaria que rebasa la lengua española y alcanza la definición que se trata de un inspirado poemario, como acertadamente lo definió Le Clézio, en su prólogo a la edición bilingüe español-inglés acompañada por las ilustraciones de pintor Francisco Toledo; terminar por recordar que estos poemas “son ángeles para nuestro tiempo”.
En el extremo de su condición de promotor cultural, defensor de la naturaleza, su condición de traductor de poesía, pues, hay que recordar su versión del poema La tierra baldía de T. S. Eliot y las traducciones de Lars Forssell, poeta sueco que vino a México por invitación de Aridjis, y que dio a conocer bajo el título Bodas de Dios en colaboración con Pierri Zekeli. Tema especial merece su obra narrativa: ejemplo de sus múltiples facetas de escritor entre los grandes de su generación literaria. Pero el resumen de su poesía está presente en el título Los ojos de otro mirar que incluye sus poemas escritos entre 1960 y 2001. Es, pues, Aridjis el primero de los autores michoacanos que han recibido el Premio Xavier Villaurrutia; el otro, Carlos Eduardo Turón. Así que el mapa de la poesía de Aridjis es la de una modernidad que encanta y seduce.
Mientras tanto, el siguiente: Gaspar Aguilera Díaz es el poeta más notable de su generación, el que desde Michoacán trascendió la escena local y figura en la literaria del país entre dos siglos: los últimos años del XX y los transcurridos del veintiuno con poemarios como Pirénico que este año cumple 40 años su primera edición; otro título, después antología fundamental, es Los ritos del obseso, quizás, la obra más emblemática de su escritura, la que le ha trascendido entre los de su generación: la práctica de la poesía entre coloquial, un encanto o seducción o erotismo es por estos poemas una aspira a ser dueño de una escritura particular para la metáfora de sus versos y que arrancan un encuentro con su estilo, finalmente, son los poemas que permiten determinar su madurez literaria.
Es Luis Girarte un autor regional, muy poco conocido en la tradición michoacana, prácticamente nada conocido en el ámbito de la poesía mexicana. Pero su regionalismo para la poesía es muy particular: su lugar de origen es arraigo, escribe bajo una tabla de salvación: es el autor por descubrir e ir a su encuentro para conocer su obra. El don de su poesía está en las fuentes clásicas, el dominio de la métrica, el rigor apasionado por la práctica del soneto. Estos modelos son abundantes en su escritura, y sus poemas apenas circulan entre nosotros. Pero bastaría encontrar un poema suyo, para deleite del lenguaje, reconocer el rigor de su escritura poética. Eso sí, por el rumbo de Jiquilpan, Sahuayo, Jacona es entre los jóvenes lectores una referencia y autoridad y un modelo literario. Por su condición discreta y apasionada entre los estudiantes de esta región michoacana tiene su lugar reconocido de gran maestro. Es guía ejemplar y como profeta su don particular para la promoción de la lectura, ante todo, es Girante, un gran conversador.
Me detengo finalmente en el autor del poema más importante que en el siglo XX se escribió en Michoacán, ese no es otro que el poeta Francisco Elizalde García, y por su poema Ángeles de la Muerte es el poeta más notable de su generación. Es tan poderosa como fina su aspiración lírica en este poema que la levantado todo tipo de reflexiones críticas afortunadas como de rigor estilístico. En rigor por sus estrofas, por la musicalidad del verso y son el ejemplo de lo que está llamado a ser parte de la modernidad lírica, para intuir la renovación de la poesía michoacana, señalar es el autor de un poema único y hasta inigualable. Es el poema verdaderamente grande, por ser un poema de trascendencia y equiparable a Muerte sin fin de José Gorostiza. Sucede esto por su individualidad y por la unidad y cualquiera de las formas elegias de la escritura por su autor se advierten como abundancia en calidad y las combinaciones estróficas las vuelve únicas. Creo, si existe un poema que hay que celebrar en la tradición michoacana, ese no es otro que Ángeles de la Muerte. Sin embargo, Elizalde García es también autor de otro poema leído y apreciado en espacios cívicos y educativos y también leído y celebrado por autores como Gabriela Mistral y ese poemas es justamente El poema del rebozo: su descripción no se limita a lo más aparente sino que entraña al rigor de la métrica, logra ser leído cantado como un himno regional de la poesía popular y por sus estrofas se vuelve un canción popular de encuentro y saludo con el lenguaje cotidiano. Registra la magina de la pasión, la hermosa cadencia, la musicalidad y la fuente de su inspiración hasta popular con una entonación de pasión y respuesta que sucede a través del soneto y ese estilo es muy personal en su autor y recordar que de él su célebre frase: Nos hicimos de palabras con el verso, con el estilo, con su don de poeta, y conocedor de las formas clásicas, y llevar a buen puerto todas estas combinaciones poéticas y siempre en favor de la escritura literaria.
Excepcional, finalmente, para la comunidad literaria quien ganó el Premio en 2018, me refiero a don Felipe Chévez Cervantes (de quien muy poco sabemos, tanto de su trayectoria como de su obra literaria). Por primera vez la cláusula referente a que también se premiaran autores en lenguas indígenas recae en la obra de quien es originario de una de estas comunidades indígenas. Ya que la convocatoria, además del español, se publica en mazahua, náhuatl, otomí y purépecha. Se alcanza esa realidad artística para decir existe la literatura en lenguas indígenas en Michoacán.
Así que una vez más, hay que recordar que el libro más trascendental de Michoacán prehispánico por el rumbo de la Relación de Michoacán que, por su contenido y registro es de trascendencia su lugar ya revisado por historiadores y estudiosos del pasado michoacano y que le han otorgado un valor inconfundible, pero hasta la fecha, registra que la única edición de carácter literario es la de don Francisco Miranda, aun cuando se hicieron buenos tirajes, ya no circula, y poco o nada se sabe de esta obra como consulta en las letras michoacanas; en el país, se ha publicado la versión literaria de Rafael Tena, también agotada, y los estudios pioneros de Le Clézio son de primera, pero circulan poco; asimismo se encuentra el texto que aborda el contenido literario de la Relación… de Herón Pérez Martínez: “El arte literario de la Relación de Michoacán”, pero poco conocido, y el que aborda su contenido desde este género, la realidad, es que hace falta difundir y conocer entre los lectores jóvenes de esta obra para profundizar su carácter literario.
Así que el resumen para conocer a Aridjis, Aguilera Díaz, Girarte y de Elizalde García es su obra una referencia para el ámbito de las letras michoacanas, alentadora su labor poética y la labor en particular de Francisco Miranda de trascendencia para cultura prehispánica de Michoacán; pero de Chávez Cervantes falta conocer de su trabajo y trayectoria.