El Premio Estatal de las Artes “Eréndira” y de la literatura en Michoacán

Por Rafael Calderón

Primera parte de cuatro

Para rehacer una síntesis histórica del Premio Estatal de las Artes “Eréndira” que anualmente se ha entregado en Michoacán durante los últimos tres lustros. Primero, recordar que en su momento, fue un acierto su creación; segunda, fundamental su continuidad para la cultura y las artes. Y reconocer que su creación, fue una decisión de Luis Jamie Cortez, primer secretario de Cultura de Michoacán. Él fue capaz de renovar los momentos de la cultura no sólo en lo estatal sino aportar presencia nacional: desde la primera convocatoria rompió con el modelo cultural imperante y la creación del Premio fue una decisión pionera que incluyó lineamientos democráticos para la participaran en igualdad de circunstancias entre mujeres y hombres. Esa visión de largo plazo ha rendiendo frutos y fue apoyada su creación por el entonces gobernador Lázaro Cárdenas Batel. Luis Jaime Cortez también el único secretario que presentó un Plan de Cultura y es el que se aventuró a realizar un congreso estatal para definir una política cultural a mediano y largo plazo con conferencias, mesas redondas y conversatorios de expertos en el tema cultural que tuvo como resultado enriquecer la política cultural de Michoacán. Uno de los programas pioneros fue constituir el Sistema Estatal de Creadores (Secrea) para el impulsó a creadores de trayectoria y también de los jóvenes creadores; diversificó el programa con un sistema estatal de Coinversiones; fue el Premio Estatal de Las Artes “Eréndira” de gran acierto, hasta la fecha, ningún secretario ha superado el acometido de entregar los tres premios de acuerdo a la convocatoria y complementar con uno adicional ante la respuesta de la primera convocatoria. Pero independientemente de los momentos de crisis el Premio está dirigido a reconocer y estimular a las mujeres y los hombres que han contribuido al engrandecimiento de las artes y la cultura en el estado y en el país en cualquier ámbito de la creación artística incluidas las artes tradicionales y la literatura en lenguas indígenas. Salvo que hay que señalar que en esta ocasión no hay mujeres premiadas y en el género de la literatura sigue existiendo un vació: son el gran pendiente.

La convocatoria es dirigida a que se propongan candidaturas para merecerlo por Universidades e instituciones de educación superior, por los institutos y centros de investigación, las academias, asociaciones culturales, civiles y de profesionistas, las organizaciones de artesanos o de cultura popular y sociedades cooperativas municipales, estatal y federal y propongan a quien o quienes estimen con merecimiento para recibir este Premio en cualquier ámbito de la creación artística de Michoacán.

Es el Premio destinado a valorar la trayectoria de los creadores y se otorga por única vez. Y la trayectoria artística se acredita por ser poseedores de la expresión de un trabajo ejemplar y no de hechos o productos aislados para cubrir una amplia expresión y dominio de su género artístico. Por lo que son consideradas como ámbitos de creación artística las artes visuales, medios audiovisuales, el teatro, la danza, la literatura, la música y arte sonoro, la arquitectura y las artes tradicionales.

La declaración de principios es sólida y la sustenta la integración de un Consejo Técnico formado por funcionarios estatales del rubro de la cultural, y por un representante de cada uno de los rubros de la comunidad artística. Es decir, por el titular de la Secretaría de Cultura, por la Dirección de Vinculación e Integración Cultural y el departamento de Programas Estatales del Sistema Estatal de Creadores,  en el ámbito de la función pública; y por un representante de los creadores de los ocho rubros de creación artística. La convocatoria se emite anualmente y de acuerdo al Decreto de creación del 2008. Por lo que se entiende es parte de un programa prioritario, facilita la participan de artistas y creadores. Precisamente la anterior administración estatal, la misma que en el puesto de secretario de Cultura hizo un sin fin de nombramientos fallidos, es la que intentó aniquilarlo, terminó por modificar el Decreto y aplicaron una mal reforma al decreto original publicada el 21 de septiembre del 2018 pero con una serie de limitaciones severas: es el sello heredado del silvanismo, ya que todo lo que a su pasó encontraron, lo destruyeron, y nada aportaron; contribuyeron por omisión o inacción varios funcionarios estatales e integrantes del Consejo Técnico del entonces gobierno estatal y los super asesores de la nómina cultural.

Pareciera que los tiempos actuales son mejores pero falta aún precisión en la política cultural, ya que no se reflejan aún altura de miras; la composición del actual Consejo Técnico del Premio que está en proceso de restructuración puede mostrar madurez, y revertir el decreto a su estado original e más ir lejos: encontrar mejoras sustanciales, contemplar cláusulas innovadoras y con éstas contribuir a evitar futuros reprocesos por decisiones erradas en la política cultural de funcionarios temporales y que están de paso en los puestos de la Secretaría de Cultura.

Afortunada la existencia del Premio es una realidad y hacer un breve recorrido alrededor de los escritores que desde la literatura lo han merecido y terminar por reconocer el nivel de su obra y trayectoria y ubicar el valor de su trabajo implica ir más allá de políticas culturales limitativas. Incluso, hay condiciones, como para que se impulse y definir un programa editorial, una producción artística de materiales audiovisuales y continuar la difusión de la obra de los ganadores y reflejar quiénes son los autores que lo han recibido y cuáles sus méritos artísticos, pero con una política cultural que vaya más allá del acto protocolario de la entrega del Premio que anualmente se realiza.

Existe un antecedente con esta política cultural en la Dirección de Vinculación e Integración Cultural a lo largo de toda su existencia, algo fue posible, ya que hicieron la diferencia de fondo y forma: ya fue posible un proyecto editorial multidisciplinario, que fue puesto en marcha después de 2012 pero se interrumpió justamente con el cambio de gobierno en el 2015 y entender que los siguientes seis años, fue el periodo fallido de la Secum, y que la día de hoy, sigue con bastantes problemas, por eso creo que aún no se perciban logros claros ni una política cultural con altura de miras. Porque muchos de los funcionarios actuales vienen de la administración pasada y son parte de esa debacle entre yerros y malas prácticas culturales, salvo dos o tres excepciones, predomina lo común y el amor a la nómina. Urgen rectificaciones y una política cultural que refleje ese fervor de lo que se antoja puede ser la cuarta transformación política desde lo cultural.

En aquel periodo, el 2012-2015, se experimentó afortunadamente por la Dirección de Vinculación e Integración Cultural, la publicaciones de una revista llamada Conexiones que por su dinámica editorial registró dos fases: la primera, sucedió con 8 números con la administración de recursos de la federación, el estado y municipios para difundir las actividades que de arte están practicándose en los municipios; por primera vez, los consejos ciudadanos de cultura, fueron voceros para generar estos logros; la segunda fase, igualmente 8 números, ahora supervisados por el trabajos desde la dirección e incluye a todas sus áreas y contribuir a conocer a través de distintas voces el trabajo que se desarrolla, dejar registro de lo que sucede través del arte y la cultura; asimismo, sucedió la publicó la colección editorial que incluyó el rubro de las artes visuales, las artes tradicionales, la música y la literatura y la edición especial Tres poetas y reflejar la síntesis en una edición bella y por sus características resulta ser única y ejecutada su hechura en el Taller Martín Pescador de Tacámbaro; mientras que las colecciones de aquellos rubros artísticos, estuvieron coordinadas por Ioulia Akmadeeva, Amalia Ramírez, Luis Jaime Cortez y Raúl Eduardo González, respectivamente, y la edición especial Tres poetas (que incluyó poemas de Homero Aridjis, Gaspar Aguilera Díaz y Luis Girarte), contó con la asesoría editorial de Juan Pascoe; y, como corona de políticas culturales: el libro Tesoros vivos de Michoacán que en su mayoría incluye autores que hasta entonces no han merecido el Premio pero que ya eran creadores de larga trayectoria de la vida artística y por muchos años su trabajo se muestra como un tesoro que hay que conocer y difundir; por último, la colección de libros infantiles que alcanzó por lo menos dos títulos: Morelia apuntando al cielo de Yuli Casero y, Mis templos favoritos. Un recorrido por la arquitectura religiosa de la ciudad de Morelia.

Sin embargo, actualmente el relevo institucional, que ya lleva un año no muestra ni demuestra un programa, y lo que sí es que hace falta saber cuáles son las acciones, cuáles la política cultural e ir más allá de las selfis ocasionales, porque esto no es arte ni tampoco cultura. Ya que de la Secum a través de la dirección que le corresponde no se observa incentiven programas de estímulo a la creación, programas de coinversión artística ni programas editoriales; mucho menos premios a la creación literaria; sobrevive, eso sí, el Premio Nacional de Novela José Rubén Romero pero por las características propias de la convocatoria y que es de alcance nacional y emitida por el Inbal en coordinación con la Secretaría de Cultura de Michoacán. Cuando la realidad es que la promoción y difusión desde lo local es hasta ahora inexistente y su respectiva área es parte de una política cultural que, debería ser decisiva, para las decisiones presupuestas de la cultura en Michoacán y se observa está limitada a la nómina y ensanchamiento de la burocracia.