Hay sustancias químicas capaces de cambiar el comportamiento. Esas son las feromonas, que influyen en la atracción hombre-mujer y que son captadas por el órgano vomoronasal.
De acuerdo con Gustavo García de la Mora, consultor de la Organización Mundial de la Salud, la atracción es resultante de un proceso químico, pero el enamoramiento es de índole psicológica.
Durante su participación en 2002, en la conferencia Hormona mata carita, organizada por la Facultad de Estudios Superiores Cuautitlán (FESC), Gustavo García explicó que la hipótesis más aceptable en relación a la acción de las feromonas es que éstas no son percibidas a través del olfato, sino de un órgano llamado vomeronasal, pequeños orificios que se encuentran en las fosas nasales que se pensaba estaban atrofiados.
Se conocía que eran funcionales en el feto y en el recién nacido, pero conforme se daba el crecimiento se atrofiaban. “Se ha comprobado que en el momento en que se administran ciertas sustancias a ese órgano hay señales en el cerebro y no tienen nada que ver con el olfato”, abundó.
Las feromonas son sustancias que excretamos diariamente. En el caso de los hombres derivan de la testosterona (hormona masculina), y en la mujer del estradión, una de las principales hormonas femeninas.
Lo curioso, dijo, es que ambas provoquen ciertos efectos en el sexo opuesto, lo cual ha sido explotado principalmente en la industria del perfume, donde se sintetizan compuestos parecidos a las feromonas y que posteriormente podrían ser considerados fármacos, toda vez que modifican ciertas cuestiones fisiológicas del humano.
Las feromonas, transmitidas a través del aire, son sustancias que modifican el comportamiento de la fisiología del otro individuo. En los insectos, por ejemplo, el propósito es atraer al sexo opuesto o de excitarlo, mientras que en los humanos se involucra la atracción y el conocimiento de manera permanente.