Por: Ar Mendoza
El nado de “muertito” es un estilo que dominan ampliamente los políticos, sobre todo aquellos que no tienen oposición alguna respecto a la toma de decisiones. Alfonso Martínez Alcázar, tiene aproximadamente cinco meses al frente de la alcaldía moreliana, sin embargo, en el periodo 2015-2018 gobernó la capital michoacana, por lo que se podría decir que este es su cuarto año de gobierno.
No obstante, la mayoría de los morelianos no alcanzamos a percibir el proyecto de Alfonso Martínez, al menos no en los hechos. En materia de vialidades, el gobierno municipal no ha logrado combatir los baches que han afectado a la ciudad a lo largo de su historia. En cuanto a la inseguridad, Morelia sigue siendo foco rojo, registrando más de 10 asesinatos en lo que va del año, según datos del periódico LaJornada.
El munícipe ya propuso una deuda para la capital michoacana que se aprobó por el cabildo y por el Congreso del Estado, por aproximadamente 700 millones de pesos, los cuales se utilizarán supuestamente para un mercado gastronómico, vialidades y un edificio nuevo para seguir ejerciendo la burocracia municipal… una deuda cuya liquidación está pronosticada a pagarse en 15 años.
De igual manera, Martínez Alcázar, propuso un incremento del nueve por ciento en el cobro del servicio del agua potable, el cual avaló el Congreso del Estado después de aprobar el paquete fiscal 2022.
El panista, perredista e independiente, prometió en campaña no adquirir deuda para los morelianos, aunque ya sabemos que las promesas “campañeras” se las lleva el viento, aunque para el munícipe no es precisamente una deuda, sino una “línea de crédito”, palabras más, palabras menos…
Lo curioso del asunto, es que Alfonso Martínez no tiene oposición alguna, o al menos su servidor no ha percibido ninguna voz que haga un contrapeso importante al alcalde y que proponga nuevas formas para sacar adelante a la capital michoacana sin la necesidad de endeudar al municipio.
Y como todo buen político, seguramente brincará como chapulín a otro cargo, ya sea a la reelección o a un escaño al interior del Senado de la República para continuar vigente de cara a su proyecto estatal.
Así pues, los morelianos debemos analizar puntualmente si el endeudamiento se materializará en lo prometido por el munícipe y su equipo. Mientras tanto, seguiremos viviendo en Poncholandia, una ciudad que sólo existe en el imaginario de los más allegados al alcalde moreliano.
El reality show político que nos intentan vender los medios de comunicación