por Ar Mendoza
Dicen que después de la tormenta siempre viene la calma. Pero al parecer los síntomas de la resaca post-electoral no han terminado. De hecho, parece que en Michoacán apenas están por comenzar, puesto que tendremos un gobierno dividido, mas no contrastante. Así como un gobernador saliente en papel de víctima. Y una guerra de declaraciones entre los protagonistas y los antagonistas de una comedia que puede terminar en tragedia.
Decía Lord Acton que el poder tiende a corromper y el poder absoluto corrompe absolutamente. Nada más claro para ejemplificarlo que la estrategia que está cabulando el mandatario estatal de nombre Silvano Aureoles. Para jugar un papel de opositor, con el claro objetivo de cuidar sus espaldas, de cara a una transición de gobierno que parece llena de obstáculos y de dificultades para él y sus más allegados.
Construir una candidatura
Sin embargo, la última opción del silvanismo, la estrategia mediática que Silvano Aureoles emprendió en medios de comunicación nacionales y después en espacios estatales, resulta tener dos connotaciones. La primera, la que mencioné anteriormente. Y la segunda, comenzar a construir uno de sus sueños guajiros, una fantasía que se ha creado en su cabeza desde hace más de tres años. Y que comprende, por risible y cómico que parezca, la construcción de su candidatura rumbo a la silla presidencial en el 2024. Esto teniendo como bandera las críticas hacía Morena, hacia Andrés Manuel López Obrador, hacia Leonel Godoy Rangel y hacia Alfredo Ramírez Bedolla.
Lo anterior parece ser como lo mencionó mi colega Héctor Tapia, en su columna Entrelíneas, como un acto Kamikaze. Lo que podría ser el fiel reflejo de un gobernador que pronto perderá los reflectores a los que tanto está acostumbrado. Y que dejará los titulares en los periódicos, para darle paso a una nueva administración que tendrá la obligación de dar resultados. Y de abrir investigaciones en torno a la administración silvanista.
El silvanismo en Michoacán no se extinguirá
Por otro lado, el silvanismo en Michoacán no se extinguirá, puesto que dejará pequeñas células regadas al interior del Estado y dentro del Congreso local. Quienes seguramente cuestionarán de manera enfática todas y cada una de las decisiones del próximo Ejecutivo Estatal, por lo que éste tendrá que contar con buenos operadores, asesores y con diputados morenistas que ahora sí den la cara por el pueblo y sepan legislar por el bien de sus electores.
Así pues, no podemos hablar aún de una conclusión para la jornada electoral del pasado seis de junio, tendremos que esperar para poder escribir una nueva historia, que, sin duda, dejará otro versículo más para la historia política y social de Michoacán.
El recuento de daños post-electorales