Por Mario Hernández
Esta semana está previsto celebrar el primer debate entre la y los candidatos a la gubernatura de Michoacán. Pero sin la presencia del abanderado de los partidos que encabezan las preferencias electorales. El encuentro puede convertirse en el escenario perfecto para fortalecer el llamado Tucom: Todos Unidos Contra Morena. Y consolidar un bloque opositor que pueda ofrecerle pelea a Raúl Morón o a quien decida postular Morena.
Instituto Electoral de Michoacán
Este primer debate además puede resultar completamente intrascendente. Porque fue tan pobremente difundido por el órgano electoral que es casi probable que las preguntas que podía realizar la ciudadanía a través de las vías digitales implementadas sean utilizadas por los partidos políticos. Para posicionar o desacreditar a los contendientes.
Se perderá también la oportunidad en el debate de conocer las propuestas de Raúl Morón, quien fuera dirigente de la CNTE en uno de sus momentos más pendencieros, en materia educativa. Y su postura frente a las exigencias económicas del sindicato magisterial. Al cual le debe el inicio de su carrera política. Así como conocer sus argumentos en materia de combate a la pandemia. Luego de que dejara a Morelia en Foco Rojo, para buscar la candidatura de los partidos Morena-PT.
El candidato del PRI-PAN-PRD
También será una oportunidad para conocer las propuestas del candidato de la alianza Equipo Por Michoacán, Carlos Herrera Tello. Esto en materia de desarrollo económico y gobernabilidad. Luego de abandonar su cargo como Secretario de Gobierno, justo cuando se registraba uno de los peores bloqueos a las vías férreas que duraron dos meses. Precisamente por grupos estudiantiles y magisteriales afines a la CNTE. Y que generaron pérdidas multimillonarias a diversos sectores productivos nacionales e internacionales.
Así como explicar por qué Michoacán se encuentra en los últimos lugares en desarrollo económico, competitividad, transparencia y brecha salarial entre hombres y mujeres, de acuerdo con el IMCO. Aunque sus criterios e indicadores, claro está, sean desaprobados por el gobierno estatal.
Nos unen las diferencias, nos une AMLO
Resultan realmente intrigantes los motivos que han llevado a muchos políticos michoacanos del PAN, PRI y PRD a celebrar acuerdos con quienes no solamente denostaron, sino acusaron de corruptos. Hasta el momento no han ofrecido una explicación sensata a la ciudadanía sobre el viraje de su comportamiento.
El libro de Felipe Calderón (Decisiones difíciles, Editorial Debate, 2020) demuestra la animadversión que, cuando menos en ese grupo, le tenían al PRI e incluso a la actual dirigencia del PAN. Con quienes hoy hacen alianzas: “el PRI es sinónimo y símbolo mismo de la corrupción en México. Desgraciadamente eso ahora lo comparten varios partidos, incluido el PAN”.
De igual forma el PRI, justamente en la campaña del 2015 para la gubernatura de Michoacán, denunciaba ante la entonces PGR al entonces candidato del PRD, Silvano Aureoles. Por el presunto delito de peculado y enriquecimiento ilícito. Lo que por supuesto al final nunca fue demostrado. Pero hoy postulan a su ex Secretario de Gobierno para el Solio de Ocampo.
La lista de acusaciones entre los partidos que hoy conforman la alianza Equipo Por Michoacán resultaría interminable. Y quizá por eso el eslogan de su campaña sea las diferencias nos unen. Aunque en realidad, lo que los apiña es su animadversión por Andrés Manuel López Obrador. El mérito de su antinatural alianza, siendo honestos, se debe al tabasqueño.
Inician las campañas municipales
Esta semana inicia el periodo de campaña a las presidencias municipales. En el caso Morelia participan dos candidatos muy conocidos, para bien o para mal: el ex alcalde moreliano Alfonso Martínez, ahora de vuelta con el PAN. Y el también ex alcalde, pero de Tepalcatepec, Guillermo Valencia del PRI, con todo y su memodron. Pero el puntero es el abanderado de Morena, Iván Pérez-Negrón. Quien podría romper el maleficio de la izquierda en la capital michoacana y ganar un segundo periodo consecutivo. Sin requerir de una coyuntura política, como sucedió en 1989 y 2018.