Ayer, debido a la combinación de granizo, lluvia intensa y fuertes vientos, las zonas oriente y sureste de Morelia sufrió severas inundaciones. No es gratuito. El bulevar García de León hace muchos ayeres era un río que luego fue entubado. Ayer servía, hoy no. La tala inmoderada y clandestina del oriente y sur de Morelia ha sufrido además un cambio que trastoca la ecología: paulatinamente se viene sustituyendo bosque por plantaciones de aguacate. La tala rapa los montes y provoca que las lluvias en esas regiones se conviertan rápidamente en aguas superficiales que no tienen la amortiguación de los bosques y el sustrato de hojarasca que hace que buena parte de la lluvia se resuma en la tierra y alimente los mantos freáticos —agua subterránea— con y otra parte nutra ríos y veneros. Las plantaciones de aguacate, por pesticidas y abonos que emplean, contaminan las aguas que hoy por hoy sustentan buena parte de la vida, incluyendo peces que, de no tomarse cartas en el asunto, pronto Morelia verá más fuertes inundaciones y perderá buena parte de la vida silvestre de sus alrededores.
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